La Bondad
La bondad acorrala al mal.
El mal es el mayor enemigo de la bondad.
El mal se revuelve y ataca a la bondad como su enemigo fatal.
“¡Siembre la bondad, y la bondad recogerá!”
Escribo sobre este tema de la bondad mientras rezo para encontrar las palabras que expresen algo tan importante.
Muchas veces me he preguntado si soy bondadoso. No se la respuesta. Quisiera saberla, porque sin bondad no hay felicidad, y menos la santidad, que es la meta a alcanzar.
“¡La felicidad y la santidad se alcanzan en la medida, y por medio, de la bondad!”
“¡El santo, lo es, porque es bondadoso!”
“¡No hay santidad sin la bondad!”
La naturalidad, la sinceridad, la honestidad y el amor son una forma de vivir, repartir y compartir la realidad de la verdad.
La mentira todo lo destruye, incluso la felicidad.
“¡La verdad es la realidad expresada con la bondad!”
“¡Sin la verdad el camino de la vida se vuelve odioso, rencoroso, osco, y hasta tenebroso, porque siempre nos equivocaremos y andaremos por el camino equivocado!”
“¡La bondad nos indica el camino de la verdad!”
“¡Ser bondadoso es caminar, certero, por el camino de la verdad, que nos llevará a la plena felicidad!”
“¡La vida no tiene sentido ni valor, y nos pone en un camino equivocado, si no tratamos de vivir la verdad de la realidad!”
La felicidad debe ser la meta para alcanzar y cubrir las ansias y la necesidad de ser felices, que es algo por lo que hay que luchar. Es una necesidad vital.
“¡La bondad es el camino de la felicidad!”
“¡La bondad nos debe rebosar para ser felices, y hacer felices a los demás!”
“¡La bondad solo la podemos desarrollar en los demás!”
“¡La bondad es una parte, y una forma, de la gloria terrenal!”
“¡Sin la bondad no hay felicidad!” Ni la habrá.
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