¡A quién no votaría!

  

Por Luis C. García Correa  

No votaría a quien no desarrolle las energías renovables, esas energías limpias y no contaminantes.

               No votaría a quien acepte las listas cerradas y no haga nada por cambiarlas, por hacerlas abiertas, de tal manera que se pueda, primero,  elegir a las personas y luego a las ideas.

               A quien haga daño a su tierra, o permita que se lo hagan.

               No votaría a quien cree que la soberanía no es del pueblo, que puede entregarla a quién cree; no es correcto pensar que la soberanía surge de entre los políticos; y quienes actúan creyéndose que, como ejercen el gobierno, son ellos soberanos, por eso actúan creyendo que pueden hacer lo que les parece, sin contar con el pueblo.

               No votaría a quien es mal educado. Un político tiene que ser una persona sumamente educada y atenta.

               No votaría al político que no estuviere al servicio de su comunidad las 24 horas del día.

               No votaría a quien le hagan esperar días para que pueda exponer un tema, ya sea personal, municipal, regional o nacional.

               No votaría al político que no oye y acata las exigencias de las asociaciones de participación honestas de la sociedad.

               Aclaro: las asociaciones tienen que ser representativas. No pueden estar dirigidas sin el apoyo de la mayoría; y tienen que ser participativas, y en ellas la honestidad y participación tienen que ser ejemplares, y no ser partidistas.

               No votaría a personas y partidos que apoyen el aborto y a la eutanasia. No votaría a quien no protege y  no respeta la vida de un ser humano.

               No votaría a quien no exija que haya una Justicia honesta, rápida y barata, lo ideal sería que fuese gratuita y que no esté contaminada.

               No votaría a quien va a la política sin una actitud de servicio a la comunidad, y no lo haga para trabajar por los demás sin pedir nada a cambio. Y haciéndolo sólo por el bien de nuestro pueblo. Y si se comporta así, que tenga el reconocimiento máximo del pueblo; como se merece el castigo máximo cuando deshonre el puesto de político que está ejerciendo.

               No votaría a quien no apoyen y fortalezcan a los cuerpos de seguridad del Estado, que son los que hacen su trabajo cuidando la paz y seguridad de nuestro pueblo.

               No votaría a aquellos que no defiendan y apoyen para que consigan fortaleza, honor y respeto a los profesores y educadores de nuestros colegios y universidades.

               No votaría a quienes no protejan a la Sanidad Pública, como a aquellos otros que no le exigen al pueblo el cuidado, respeto y honradez que ese pueblo tiene que tener con la organización de la Sanidad Pública.

               Aclaro, que me refiero: a los que no cuiden que los ciudadanos, beneficiarios de la Seguridad Social, no malgasten las medicinas, el tiempo de los médicos y subalternos, como desatiendan el cuidado de las instalaciones y sean mal educados con los médicos y demás.

               No votaré a aquel político que su máxima preocupación no sea buscar y luchar por la felicidad del pueblo.

               No votaré a aquel político que se cree un personaje y se siente superior y propietario del cargo que tenga. Como reitero que no votaré a quien haga daño a Gran Canaria.

               Resumo diciendo: que no votaré a aquel que no tenga una plena actitud de servicio a la comunidad, y no lo haga sin pedir nada a cambio.

               Porque político es: quien trabaja para los demás sin pedir nada a cambio. Y, como consecuencia, cuando es un buen político se le debe toda consideración personal y social por su trabajo y su honestidad, y la máxima condena cuando deshora a su cargo.

         Y sin más ahora deberíamos seguir, como siempre, comentando acerca de, en este caso, a quien no votaremos.

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