¡El valor de cada día!

 

Por Luis C. García Correa  

Cuánto vale un día? El día es invalorable e irrecuperable.

Cada día es ese día, no otro, y nunca más vuelve.

“¡Los días son los momentos para ordenar nuestra vida!”

La vida es tan importante porque somos únicos e irrepetibles, y sólo se vive una vez (no creo en la reencarnación). Cada mañana es un renacimiento, y el levantarnos es el momento heroico. Cada día es para hacer el bien, y sentirnos mejor. Cada día es el momento para merecer.

Los creyentes creemos que somos eternos después de la muerte, y que hemos sido creados para llegar a la contemplación de Padre Dios y de lo que Dios nos haga ver que eso debe ser el cielo.

Supongo que los no creyentes le darán el mismo valor a la vida que un creyente. Porque se crea o no, la vida es maravillosa, y la vida es el tiempo de hacer el bien y deshacer el mal.

La vida es el tiempo de participar con humildad, laboriosidad, y honestamente colaborando a la felicidad terrenal y a la libertad, y para la eternidad de toda la humanidad.

“¡Cuán necesarios son los valores morales, éticos y religiosos para que la vida tenga sentido y esté llena de valores, y de buenos hechos!”

Los valores espirituales son los que llenan y perduran. Los llamados valores materiales, desde que se alcanzan suelen hacer perder la ilusión, y hasta su propio valor.

“¡Quien pierde el día, ha perdido una ocasión de servir a Padre Dios, para la gloria eterna y para hacer el bien a los demás!” Por eso el valor de cada día es inmenso, invalorable, y es irrecuperable.

“¡¡¡El valor de cada día es hacer el bien sin mirar a quién!!!”


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