Cartas al Viento: La Iglesia y Pepe Alonso.
Por: Jesús Vega Mesa |
Hace unos días, Paco Martel, el de “Sólo un minuto” de de cada domingo en el periódico La Provincia, me preguntó si iba a escribir hoy del día de la Iglesia Diocesana que se celebra el próximo domingo. Le dije que no. Estaba más bien pensando dedicar mi carta al viento a las Jornadas de Teología. Más en concreto a la intervención sincera y necesaria del profesor González Viéitez que hizo una crítica cordial a la jerarquía católica. Andaba yo en esas reflexiones cuando un amigo me llamó para darme, emocionado, la mala la noticia:
-Suso, que murió Pepe Alonso.
Dejé a un lado los temas de las Jornadas de Teología y me dejé llevar de los recuerdos. Pepe Alonso fue un cura sin moldes. Dedicó toda su vida a la enseñanza y al trabajo con jóvenes tanto en la Jec (organización de jóvenes cristianos) como a la Pastoral universitaria. Alegre, simpático, burletero, culto, creyente, soñador…. La muerte le había hecho muchos guiños en estos últimos años. Pero él siempre había salido airoso. Le gustaba contar lo vivido y lo hacía con gracia y con ternura. En el ordenador guardo los últimos mensajes suyos. Unos, hablando de la salud, siempre con optimismo. Y otros sobre el proyecto para un libro en el que quería que también yo colaborase. Intentaba que en él veinte curas canarios se “confesasen” en voz alta. Porque soñaba con una Iglesia más abierta, más alegre más sincera, más sencilla, más dialogante, más evangélica. Una Iglesia menos autoritaria y con más presencia en la calle que en los mismos templos.
Releí los correos recibidos de Pepe. Ahora, desde otra perspectiva. Y decidí entonces llamar a Paco Martel (ese, el de “Solo un minuto” en La Provincia ) y comunicarle que había cambiado de opinión y sí escribiría hoy de la Iglesia Diocesana. Pero para decir que esa jornada no es solo para recaudar un dinero necesario sino para colaborar a que la Iglesia viva en la calle, y que acepte la crítica con humor y que transmita jovialidad. Y que en ella nunca nadie se sienta marginado ni rechazado. Cierto que en esa tarea anda bastante gente comprometida. Uno de ellos, muy significado, fue Pepe Alonso. Recordarlo será un acicate para que otros muchos colaboren, como él, a hacer realidad el eslogan de este año: La Iglesia contribuye a crear una sociedad mejor. Ojalá.
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