El Cabildo inspecciona si la ermita de Tamaraceite ha sufrido daños
LOURDES S. VILLACASTÍN
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
El Cabildo insular señaló ayer que técnicos de Patrimonio Histórico inspeccionarán hoy si los escombros que se han tirado a la entrada de la ermita de San Antonio Abad, en Tamaraceite, han dañado el complejo arquitectónico, catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) en 1995 por el Gobierno de Canarias. El Ayuntamiento de la capital reconoció el pasado viernes que los restos de material de edificación y de asfalto eran suyos. En concreto, de las obras que está realizando el Consistorio capitalino para la mejora y rehabilitación del colector del saneamiento del barranco de Tamaraceite en el tramo de la presa.
Ayer mismo, técnicos del Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria, dependiente también de la institución insular, se personaron en la zona donde se encuentra la ermita y el complejo de casas de labranza catalogado como "arquitectura tradicional" en el expediente del Gobierno para comprobar que los escombros pertenecen a dichas obras. Los edificios forman parte del parque de La Mayordomía, en fase aún de construcción por parte del Ayuntamiento.
El Cabildo insular explicó que los técnicos levantarán un acta de inspección y que en función de los daños que observen sobre el conjunto patrimonial se pedirán responsabilidades a la administración municipal o a la empresa que ejecuta las obras de saneamiento de las aguas fecales.
En principio, los técnicos del Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria no han percibido ningún daño en los edificios salvo el impacto visual que provoca el vertido de residuos de obras a la entrada de un complejo arquitectónico catalogado como Bien de Interés Cultural del Archipiélago.
La ermita de San Antonio Abad fue construida en el siglo XVIII, aunque existen documentos históricos que mencionan su existencia con anterioridad. El templo fue rehabilitado hace dos años por los feligreses del barrio y el Obispado de Canarias.
Al templo se accede por la rotonda que hay frente a la urbanización La Guillena, por la carretera vieja de Tamaraceite. No existe, sin embargo, ninguna señal que indique el valor patrimonial del conjunto de casas ni el acceso. Tampoco hay un área para que los coches puedan aparcar sin problemas a pesar de que se celebra misa una vez al mes en la ermita.
El acceso a la ermita era estos días de lluvia un barrizal, ya que uno de los desagües de la autovía caía literalmente sobre la entrada al complejo histórico.
Fuente: La Provincia
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