EL DIN Y EL DON, EL TÚ Y EL USTED

Por Antonio Domínguez  

Cuando a los ilustres e intelectuales, mansos como cabras, mudos como cebollinos, ni están ni se les espera por estos lares de embelesada averiguación y pobreza de arreglos, porque ellos están para sentar cátedra en tertulias especializadas, uno, que es un cebollino enrabado, aprovecha la falta de enemigo o simple discrepante para decir con seguridad y sin titubeos desde mi cabeza cebolla/alcornoque, que, tonto no se cree nadie y no voy yo a ser quien no es más, porque he visto quien es menos. El que no se crea capaz de hablar con seguridad, mejor se calla, porque la crítica no tiene piedad con el pusilánime apocado. Aun de los asuntos píos se escribe desde el coraje. Si crees que se escribe desde la humildad te pagarán con la más legal moneda en curso: no leerte. A nadie interesan educadas suavidades –lógico– y, cuantos se embadurnan de grasa dura –de la que se usa en mecánica–, para introducirse resbaloso en casas ajenas (cabezas). O se da algo de interés sin miedo escénico, exponiéndose ante los toletes que a uno odian, o lo dicho: ni caso. El ensayo cortito o en el artículo no hay otro camino si se quiere despertar el interés de los amigos, puesto que, los enemigos siempre te leen para meterte fuego en el infierno de su invención telepática. En él se ve diablo, corriendo a tu alrededor, y, en danza enarbolando el tridente. Todo ello es simple y montañeramente envidia, que no poco daño le hace.

Se puede tener un don o dones naturales, lo que no se puede es llamar de don a quien don ninguno tiene; y solo por vérsele asomado a muros o ventana de gran casa dando a entender además ser gran poseedor de dinero,títulos y acciones. Nadie es distinto porque nada en buena lid debe ser “distinguido” entre los hombres; si es que ante los ojos de Dios y ante la ley todos somos iguales. Entre los hombres no debería haber diferencias siempre lamentables, a pesar de que en su propia naturaleza las haya, deberían siempre ser soslayadas, superadas y ocultadas a favor de la empleada humildad. Al sabio le toca siempre rebajarse al sumiso acatamiento natural de conmiserarse con el torpe y no es el tolete responsable de subir a alturas para las que no tiene idea. Todas las personas sean de la clase que sean, tengan el tamaño que tengan; millonarios o pedigüeños; gentil hombre o quier plebeyo;  sea pepito el de la tienda o mariquita la pobre; el abstemio y el que se lo bebe a vasos llenos; el que fuma de todo incluso tabaco, como el que no fuma de nada.

 Quiero hacer notar con tanto abundamiento qué, todos los seres humanos varones y hembras deben ser tratados con don o sin don todos por igual. Deben ser tratados de tú o de usted todos por igual. Sigan la pista de qué a Dios se le trata de TÚ y no se subleven porque yo diga algo qué –aunque sea irrespetuoso– es así cabalmente. Está mal planteado eso de que nadie es más que nadie o, nadie es menos que nadie; el lindo replanteo es: nadie es menos que el todo que tú crees ser ¿sabes por qué? Porque cada persona es un todo total en sí misma: independiente incluso para correr riesgos e increpar al verdugo que le va a finiquitar, para declararse Santo o ateo, para desertar del palacio y voluntariamente dormir al raso sobre cartón. Un hombre puede ser distinto pero, no puede asumir “la hombría” de otro hombre aun por miserable aquel. La posesión mas poseída del individuo es su propia individualidad intransferible, innegociable que se puede solapar, confundir, embrollar, liar, en su verdad esencial puede ser considerado equis y griega y zeta pero el individuo nace y muere en su individualidad. Alguna persona guarda en el rincón de la entraña su pensamiento y muere sin darse a conocer ni para la madre que le alumbró. En verdad un hombre cualquiera no puede ser sustituido por otro en su esencia. Schopenhauer, Nietzsche, cervantes, Dalí (el más grande pintor surrealista de todos los tiempos: eso lo digo yo), en fin aun por grandiosidades que traspasen a sus hijos con sus propias gestas y hechos de grandeza para la posteridad, serán los niños con los siglos, más desconocidos que el portero del Tenoya. Estos seres sus hijos son y serán yermos y romos respecto a sus respectivos. No nos debe extrañar que hombre más moliente que corriente, le sea a su vez imposible trasladar su ánima, su esencia, sustancia, espíritu…enjundia a hijos y nietos, luego, si nadie tiene grandeza intelectiva heredada de sus mas directos parentescos ¿A qué esas solemnidades que por sí mismas no se sostienen?  ¿A qué esos respetos/miedos? ¿A que esos recelos esperando agresiones y daños?  ¿A qué esas desventajas creadas por uno mismo ante otro ser creado igual? 

En Cuba que yo sepa se trata de don desde al que tiene manta para taparse hasta al mas miserable de todos, y, creo es así en todas las Antillas. Ello aquí tampoco, ni es costumbre ni es moda poder llamar de tú a cualquier tolete que exige solemnidad en el trato porque él, permanece silencioso, con cara de pocos amigos y porte altanero.

Lo anterior dicho es cuando el serrucho va para allá, pero, cuando viene para acá utilizan el usted y se lo dan como trato a cualquier machacante para que no coja confianza, o sea, que lo usan como mano en el pecho del que creen inferior para que no se extralimite. Yo he tenido muchas experiencias de esta etiología, pero una fue especial y la cuento: Una vez fui a hablar con un tal equis prosélito intransigente (mi gran maldición es que me junto con cualquiera)  que tenía más de rapavelas que de ungido  y como a exaltado le traté de tú, porque mundanos eran los asuntos por los que le solicité, él no se inmutaba y persistía en el tratamiento de usted. A pesar de rogarle que me tratara de tú él seguía machaconamente en su forma de ponerme la mano en el pecho: frenando todo acercamiento. Eso sí me mintió como autentico líder de la secta. Más que bellaco, lo de fantoche, le entró con el capillo; que no puede salir sino con la mortaja. Me dijo que yo era su alma gemela, me desvió a direcciones que ni existían para yo publicar mí “mis artículos” que, cuando vio que les di salida por mi cuenta en periódico digital de gran tirada publicado, quedó de celos sordo ciego y mudo a mis correos: se acabó la incondicionalidad, la lozanía y frescura intencional, la promesa de animalejo que corriéndose se extasía aun oyendo guineo para él nada interesante; en fin la trampuliña mentirosa y traicionera de esta gente así y de toda la gente: los mundanales humanos transitorios son  totalmente sórdidos, las diferencias únicas las describen los colores a miles no solo de sus ropajes.   ¿Qué es más fiable, un don fulano o un mendigo? ¿Quién fue más feliz, Don Jaime de mora en continua fiesta con su monóculo y su vaso de whisky en la mano, o el usurero con verruga en nariz yendo con vela encendida por un agujero para dentro a contar su dinero? Pues los dos fueron exactamente igual de felices. Tanto uno como otro hicieron lo que mas les gustaba.

Cuando los dines y los dones, bienmesabes, tuteos y el riguroso usted, ustedes se usan significan un gran atraso humano. Lo humano es el tú aquí ahora y al serruchazo. Todas mentecatadas del trato rígido siempre se usan para crear distancia.

 Decíamos qué, cuando el serrucho va para allá se le dice don a un tipo para demostrar respeto al dinero, o título o apellido; para hacerle ver que tiene paso libre y cedido para lo que le dé la gana hacer, merced que el colegio de abogados en peso solo cree su versión porque ella parte desde una elevada posición sin necesidad de ninguna constatación. En la dictadura estaba tirada (gratis) la servidumbre para todo, incluso se conseguían servidumbres sin pagar nada por ellas; si se tenía dinero títulos y orlas. Era más efectivo intimidar que comprar. Es más efectivo apabullar, achicar y acobardar que pagar con dinero, ¡¡¡pero claro!!! Solo desde la opulencia se puede ejercer la manipulación intrigante y obligante. Si se es pobre se está pata ser manipulado, intrigado y obligado, sí o sí como se dice ahora.

1. Posdata. Observación ajena al texto, desequilibrante u oración al vacío. Que con tesón y trabajo todo se puede llegar a decir: ¿Cómo se puede ser LOCO al punto de pretender ser llamado eminencia , excelencia , santidad, y, lo más grande aun: los que pretenden ser llamados de usted, cuando todos los aquí enumerados llaman de ¡¡¡TÚ A DIOS!!! Nada más y nada menos? ¿Dónde está esa tan cacareada sencillez, humildad y aplomo? … lo dejamos ya por no abusar del vicio desenfrenado a la lectura de este pueblo Gran Canario.


Comentarios

Entradas populares