El uso de genéricos no va a resolver la crisis

Por: Luciano Santana Cabrera
Recientemente se ha aprobado, por parte del Consejo Interterritorial de Salud, la medida de ahorro farmacéutico consistente en que ningún médico va a poder recetar ningún preparado comercial, sino limitarse al uso de genéricos.
Esta medida, que ha sido aplaudida por parte de la plataforma por la defensa de la Sanidad Pública y la Organización de Consumidores, enseguida ha sido replicada por la industria farmacéutica, que afirma que es inadmisible ya que, además de no generar ningún ahorro adicional, dicen que va a poner en riesgo a muchos pacientes.
A primera vista esta medida puede parecer muy beneficiosa, por lo menos a corto plazo ya que el costo por medicamentos será mucho menor para el usuario, ya que alrededor del 30% del precio de venta al público de un fármaco se dedica a promoción. Pero, ¿en qué se basa la industria farmacéutica para realizar estas afirmaciones?.
Esto lo afirman, no por lo que muchos puedan pensar, por que el medicamento genérico pueda ser de menor calidad que el recetado con el nombre comercial, sino que al tener la industria farmacéutica menos posibilidades de comerciar con ellos, los beneficios serán menores y, por tanto, comenzarán a restringir gastos para seguir siendo rentables. Esto implicará que estas empresas empezarán a hacer regulación de empleo por lo que muchos de sus empleados se irán a la calle.
Por otro lado, por todos es sabido que la industria farmacéutica en España es la que apoya la formación de muchos profesionales de la medicina, organizando muchos trabajos de investigación sobre la utilidad de nuevos fármacos en la lucha de la enfermedad, subvencionando congresos y convenciones, fundamentales para poner en común la experiencia de los profesionales en los distintos países del mundo. Cuando estas empresas vayan recortando beneficios, probablemente dejarán de subvencionar estas actividades, lo que conllevará a practicar cada vez más una “medicina no basada en la evidencia”, con la consiguiente pérdida en la calidad de ésta.
Aunque no quiero entrar en este debate de si genéricos sí o genéricos no, sí queexisten otras medidas que podrían ser quizá incluso más efectivas, como que la sanidad pública subvencionara sólo aquellos medicamentos que supongan un claro beneficio en la salud en relación a un coste proporcional, financiando sólo aquellos fármacos nuevos que demuestren añadir un beneficio relevante sobre los ya existentes. Además habría que realizar un cambio en la mentalidad del usuario y del profesional donde se deje de practicar la medicina defensiva, del miedo a la denuncia, la cual conlleva una solicitud , casi indiscriminada, de pruebas complementarias no indicadas, sólo “por lo que pueda pasar”, o “por guardarse las espaldas”, o por evitar llevar la contraria al paciente que viene solicitandola. Hay que luchar para que los Médicos de Familia lleven a cabo una medicina más eficaz y más barata.
Está claro que no se puede responsabilizar de la sostenilidad del Sistema sanitario a la industria farmacéutica ya que puede tener repercusiones que pueden afectar a la salud del débil, el trabajador y el usuario.

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