Jesús Arencibia, centenario de nuestro vecino más ilustre.

Por: Esteban G. Santana Cabrera
“La personalidad vigorosa de Jesús Arencibia es un ejemplo en el panorama de la pintura española contemporánea”. Con estas palabras describía Felo Monzón a un artista grancanario y tamaraceitero para más señas que fue capaz de plasmar al pueblo llano utilizando diferentes técnicas pictóricas, gente a la que él se sentía especialmente unido y que era su fuente de inspiración.


Celebramos este mes de noviembre el Centenario de uno de nuestros pintores canarios más ilustres y natural de Tamaraceite. Nacido de la cuna de la Escuela Luján Pérez, teniendo como profesora a Lía Tavío, llegó a ser catedrático de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y profesor de la Escuela de Magisterio. Pero su vocación le vino viendo pintar a su tía Soledad en casa de sus abuelos, llegando a realizar su primera obra con catorce años. Muchas de sus primeras pinturas están en algunos hogares de Tamaraceite en la actualidad.

Jesús Arencibia fue uno de los grandes muralistas del S XX canario y por ello nuestra ciudad se encuentra lleno de sus obras, no solo de edificios públicos, sino privados y religiosos. El Aeropuerto, el Colegio de Farmacéuticos, Colegio de Médicos, Gobierno Civil, Cabildo Insular de GC, Casa del Marino, Hotel Fataga, ermita del Pueblo Canario y numerosas iglesias como la de San Juan de Telde, Tamaraceite, Los Dolores, San Francisco, Sta Isabel de Hungría,… así hasta diecisiete, son algunos ejemplos de su arte mural por el que ha sido conocido a nivel mundial. También se quedaron algunos proyectos en bocetos como el de la Iglesia de San Lorenzo o la de Aránzazu en Guipúzcoa.

Fue el único pintor indigenista, aunque él nunca quiso que lo encasillaran dentro de ese movimiento, que fue capaz de plasmar su arte sobre el muro. Muchos de los vecinos de Tamaraceite fueron sus modelos entre los que cabe destacar a Adoración Jiménez, Lilia Artiles, Cillo, Carmita Cabrera, Antonio el Padrino, Juan Francisco Afonso o Chona la Negra, la que fuera su musa e inspiración en más de una de sus obras.

Pero Jesús Arencibia, nuestro Jesús Arencibia, fue una persona implicada en su ciudad y se sentía “orgulloso de ser de Tamaraceite”. Se atrevió con la escultura, a diseñar trajes, carrozas y alfombras para el Corpus, y su generosidad con los más desfavorecidos del pueblo era un secreto a voces.

Por todo ello y mucho más Tamaraceite quiere recordar y “refrescar la memoria” de las nuevas generaciones de canarios, de tamaraceiteros, que por uno u otro motivo desconocen la vida y obra de uno de nuestros vecinos más ilustres, Jesús Arencibia. Desde estas líneas les invito a los actos que se van a desarrollar durante este mes de noviembre a los que se han sumado instituciones públicas y privadas y que pretende que la figura de nuestro maestro quede viva para siempre.

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