Benditos y alabados sean los impertinentes, porque ellos incitan al saber.

Por Antonio Domínguez
Por seguir hablando del conocimiento y sus dos aliados, no se entienda, este por seguir, como un perdonar la vida, porque sea yo capaz de entrar en cualquier asunto. No es así; estoy muy limitado (no me cabe la menor duda que se nota) y voy a entrar en veleidades, que a buen seguro, se congratularán más adelante con el eje de la idea. Si así no fuera, no debo preocuparme porque la gran mayoría, que incluso ha pasado a la historia, la “bloqueidad”   en sus escritos, no la han logrado: el que está apoyado no obstante por fuerzas bastantes; de bastante poder y dinero; periodistas dueños y las sectas de turno como efectivo ha sido la compra de filósofos y de filosofías compradas para blanquear la teología para divinizar el mundo y materializar el cielo para poder dignificar el libro y sacralizar todo lo que convenga para que resulte efectivo. ¡Que de todo hay en las alturas!. El que está apoyado dice las mismas tonterías desde Demócrito acá y le nombran en pago a los servicios: “padre del pensamiento moderno” y ahí queda eso para que la humanidad lo siembre -esa mentira- hasta el fin de los días.
Hay una persona que no nombro para no ridiculizarme; que cursó estudios de matemáticas y letras. Actualmente es el varón que más orina en el departamento de lingüística de la universidad mas grande española. Pues bien, esta persona dice (literal) que, “el lenguaje representa un papel clave, sino único, pues la memoria es mayormente memoria lingüística”. Hasta ahí es aceptable porque se está hablando “de memoria”: de la memoria bruta consistente en sus diversas clases, pero todas ellas, encerradas en una sola memoria. Continúa y empieza a resbalar: “Si ya sé que hay sensaciones, oles y colores, imágenes…, pero ¿las encontramos del todo sin una especie de ayuda lingüística? ¡¡Hay que ver como una autoridad acota y limita al cerebro!! Solo contempla a la razón, la memoria conocida y el lenguaje ¡¡cuánta limitación y mediocridad!! Si la universidad anda así (no digo que toda) no nos asombremos de ver a la humanidad tirada de bruces ante los santos en sus tronos.
A la par que Nietzsche he visto “hermosísimos cuerpos de mujer”, y digo mujer, porque la hermosura para ser comprendida tiene que ser primero apetecida; yendo mis apetencias por estos fueros. “He visto como he dicho hermosísimos cuerpos escabulléndose de la tierra; que el alma, quería ver feos, flacos, famélicos, que el alma, les forzaba a encorvarse mirando al suelo con cabelleras en catarata ante la faz, tapándola (la bella faz) para no pecar de escándalo. Y la crueldad era-es la voluptuosidad de esa alma” (Nietzsche). Pero con solo esta invertida, desnaturalizada voluptuosidad, ¿qué se puede esperar de esos cuerpos cuando son violentados y arrojados al santo, casto, pío, des-nu-do realismo del matrimonio? Pasa que las relaciones no son desinhibidas, enteras y completas. Y con sufren por el descabello de tener que pasar por quehacer, en asunto para el cual hemos sido deformados. La realización es imposible; en esa la cosa más natural del mundo, entre otras que nos han usurpado, porque ni nos las han presentado para que las conozcamos y prevalezcamos incluso alegres. Desconociendo por desconocimiento los ceporros y por manipulación los que no lo son tanto. Si no fuera por los deshonestos y los impertinentes no habría una escala de valores desde la que partir hacia la honestidad y la pertinencia; ya que el hombre no se desalienta en el fango y la mentira. Solo trata ser diferente (a veces lo consigue) de la calamidad que observa.
En este disloque, cuartelero, monástico, sacristíico, oficial-congresal y de excelentísimos macacos ayuntamientados; han sido entre otros muchos, los docentes de las horrorosas enseñanzas, de cuyo estudio y análisis es imposible la penetración total: La pestilencia y la nauseabundas pestilencias de ese dantesco mundo, es tal, que la nulidad del que quiera abrir esa cloaca tiene que retroceder ante ese horror, horrorizado. Ese descarrío al que nos han sometido, describiéndonos auténticos horrores de la no virtud, nos ha aterrorizado hasta la médula; no hay escapatoria posible; los que continúan  o prevalecen captados están en la obediencia no sumisa sino natural, alegres de ser un dechado de virtud. Los que hemos sido capaces de liberarnos de ese cepo-trampa, quedamos con la pata desmigajada. Tarde o temprano nos deshacemos de engaños y caminamos libres, por lo menos de pensamiento pero, ya no caminamos derechos, cojeamos aparatosamente contrahechos, ortopédicos, con diferentes partes de nuestro cuerpo postizas, mutilados, enfermos auténticamente. ¡Qué contumaz, que despiadado! Que e-fec-ti-vo es el sistema. Aun conociendo profundamente su insalubridad, no puede nadie librarse de, en el que todo, todo, está metido. El sistema no cambiará nunca y se perfeccionará a través de los milenios, porque es memo y eternamente se inclinará a mas memez, a la que siempre hará hueco; y hará la vida mucho mas imposible a los desheredaros y a las mas bajas capas de la sociedad. ¡¡A peor la mejoría del hombre y a peor la peoría del mundo!!

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