Fortalecer el bien
Por Luis C. García Correa |
Estoy cansado de oír y leer cosas desagradables.
Aún hay quien opina que “buenas noticias, no son noticias”.
Personalmente pienso que es más saludable resaltar lo bueno y obscurecer lo malo.
No quiere decir que no veamos y sintamos el mal. Todo lo contrario: hay que tener muy presente al mal para anularlo con el bien.
Sonreír y mirar a los ojos todo lo que podamos.
Interesarnos por los demás y apoyarlos todo lo que podamos.
Participar, con honestidad, lealtad, y amor.
Lo cual no significa que vivamos amargados porque existe el mal.
Disculpar.
Agradecer.
Comentar hechos buenos.
Darle muchas gracias a Padre Dios y a la Santísima Virgen del Pino por todos los beneficios recibidos, por los que estamos recibiendo y por los que recibiremos.
Aprovechar toda ocasión para ser amables y positivos.
No comentar pecados, y menos aún los ajenos.
Tratar de actuar con humildad y amor.
Tratar de que desaparezca el egoísmo, sustituyéndolo por la magnanimidad.
Tratar de ser benevolentes con los imprudentes y maleducados. Es difícil, pero hay que intentarlo, porque vale la pena: el bien resplandece con la benevolencia.
Repartir bondad, engendra bondad, y contagia la bondad.
Intentemos que el bien anule al mal.
Miremos a nuestro alrededor con una sonrisa de cariño, y seguro brillará la resplandeciente luz de la felicidad.
“¡¡¡En definitiva: amar al prójimo como a nosotros mismos!!!”
En espera de que apliquemos este ruego y necesidad, nos inunde el bien ahogando al mal, y caminaremos por el sendero luminoso de la felicidad.
Como siempre: es fácil, de nosotros depende, y de nadie más.
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