HABLAR DEL PRESENTE SIN OLVIDAR EL PASADO

 

Por Luis C. García Correa  

Soy viejo y quisiera hablar del presente.

         Espero que mis años no me confundan, y me hagan presentar alguna cuestión como si existiera en mi explicación alguna añoranza del pasado.

         Creo que “nunca tiempos pasados fueron mejores”. Es verdad que también “las sociedades se enferman, o pueden enfermarse como los humanos, y entonces somos nosotros los que hemos de ocuparnos en componerla o curarlas, para que recuperen esa salud que tenían”.

         En todas las épocas hay males que corregir; el primero que yo ahora corregiría es elevar en las almas los valores morales o religiosos.

         Ante el temor a la dificultad, puede aplicarse el dicho: La fe mueve montañas, y añado yo o te permita escalarlas.

         La crisis económica y social -que para mi superarlas es uno de los valores- es una montaña que hay que escalar, y la fe es el gran medio para llegar a la cumbre.

         Así lo creo, y así lo intento explicar y vivir.

         Es relativamente fácil escribir, difícil es ser consecuente con lo que se escribe. Y aquí vuelve a intervenir la fe.

         Pensar en cuál es nuestro papel en la vida y cómo podemos ayudar a los demás, hace que se nos ocurran valores que hay que intentar que se vivan con fe, y constantemente, vivirlos.  Para que los valores se conviertan en vivencias y entonces practicarlas y una de esas vivencias es escribir sobre la búsqueda del bien común.

         Desearía que quien me lea intente entender y llevar a la práctica -si no lo hace ya- la vivencia de la fe, como medio para tener serenidad y esperanza de que pueden alcanzarse beneficios económicos y espirituales, y con ello dar ejemplo.

         La fe es creer y, a la vez, actuar en consecuencia, pues eso supone ser coherente: se vive como se piensa.

         Creer en un mundo mejor y actuar, debería ser la meta, constante, de todos nosotros.

         “¡Hechos son amores y no buenas razones!”.

         He intentado e intento fundamentar mi vida y mis hechos de acuerdo a los valores con los que me educaron.

         Fundamentar nuestros hechos de hoy en los vividos anteriormente, en los valores de épocas anteriores si eran valores positivos. Y mejorando o ampliando los que se van descubriendo como importantes: por ejemplo: la solidaridad

         Por supuesto: es muy importante, y ayuda mucho, haber sido educado en valores.

         Pero si no los tiene, hay que buscarlos, para tener una sociedad honesta, participativa y feliz.

         Con valores podemos contribuir al presente sin olvidar el pasado.

         En espera de haber expuesto la necesidad de desarrollar nuestra buena voluntad y la participación, para con ellas tener a la sociedad que necesitamos, nuestra vida tenga contenido y sea cimiento de la construcción feliz del presente.

         Como siempre, de usted, y de mí depende.

Comentarios

Entradas populares