Los bailes y las verbenas de antes


Nuestros jóvenes de hace algunos años no pensaban en ir de viaje, ni pasar una temporada en el sur o ni siquiera en ir los fines de semana a tostarse al sol. Solo se pensaba en el baile. Los bailes populares antiguamente se realizaban en dos sitios principalmente, uno era en la Sociedad de Recreo, donde no podía entrar cualquiera porque la entrada era limitada y el otro lugar era la plaza del pueblo. La plaza era apta para todas las edades y públicos, así que cuando llegaba la tarde y las fiestas, jóvenes y adultos no se perdían los bailes y las verbenas.Muchas de las parejas que actualmente rondan los setenta y tantos años se conocieron en estos inolvidables bailes, al que había que llevar siempre a la entrañable madre como carabina, que vigilaba con gran esmero todos los movimientos y actitudes de sus hijas. No había ni peleas ni discusiones porque el respeto a la autoridad era muy importante.La entrada no era libre sino que había que abonarla, pero eran sólo los hombres quienes debían hacerlo. Para evitar que alguno se colara, la plaza se cerraba en los accesos con maderas y bidones mientras el guardia se mantenía cerca de estas entradas para que nadie se colara sin pagar.El escenario se montaba en el primer tramo de escalera, sin la aparatosidad de nuestros días con material técnico, luces, sonido e incomodidades. La sensación de aquella etapa era la orquesta "Tropical", a la que bastaba el portabultos de un coche para transportar sus instrumentos, lo que hacía las delicias de las veladas nocturnas. Con el tiempo esta emblemática orquesta dio paso a otra que también se hizo muy popular, "Los Covina".En una esquina se montaba la cantina, aunque a veces se situaba a las afueras de la pista de baile. En esta cantina no faltaba el sifón, el baya-baya, el anís del mono, la tapa de calamares,... Más de uno recuerda con una sonrisa que el lugar predilecto para bailar era el centro, donde había menos baldosas levantadas y los tropiezos, por tanto, eran más escasos. Y esta era la diversión de nuestros jóvenes, cuando no se iba a la playa ni se podía ir de vacaciones...pero a pesar de todo eran muy felices.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
¡Que tiempos! Como mi madre no tenía con quien dejarme, me pasaba en brazos tapada para que creyesen que estaba dormida, luego ya dentro me sentaba junto a ella. ¡No en el tiempo de Los Covina, claro! Muuucho más atras.

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