Obras sin acabar

Locales sociales, jardines, centros de menores, casas sociales, un centro de salud y hasta un intercambiador de guaguas llevan meses -algunos varios años- terminados y cerrados porque las administraciones responsables no se deciden a ponerlas en funcionamiento. Los mal pensados achacan el retraso en la apertura de los equipamientos a las elecciones de mayo, por aquello de que a los responsables políticos les gusta tener algo que inaugurar para vender su gestión.
El gobierno de Jerónimo Saavedra ha achacado el cierre de una decena de equipamientos, tras meses terminados, a la falta de dinero para equiparlos. Los edificios, entre los que hay centros de menores y mayores y albergues para indigentes, fueron construidos con dinero del plan Zapatero. Intentó equiparlos con este fondo, pero Madrid dijo que no. El director de Economía y Hacienda, Benito Cabrera, aseguró hace unos días que en los presupuestos de 2011 se consignarán 450.000 euros para dotar la decena de inmuebles cerrados.
Pendientes de abrir desde hace meses, aunque ya han sido plantados los árboles, están también los nuevos parques del barranco de La Ballena. La concejala de Desarrollo Sostenible, Inmaculada Medina, reconoce que las obras han sido recepcionadas hace unas semanas, pero añade que "se están mejorando una serie de aspectos, como las acometidas de riego y la mejora del alumbrado, para inaugurarlos en perfecto estado".
El retraso en la entrega de las 210 casas sociales de Ciudad del Campo, responsabilidad del Gobierno canario, tampoco tiene explicación para las familias que las esperan como agua de mayo, porque llevan terminadas desde principios de este año. Un grupo de peticionarios se manifestó hace unas semanas para agilizar la cesión, pero el retraso recuerda mucho al que sufrieron en 2007 los adjudicatarios de unas casas de Jinámar, que se entregaron justo antes de las últimas elecciones. El centro de salud de Olof Palme lleva también meses terminado y sin abrir, pese al trastorno que supone para sus 30.000 usuarios trasladarse hasta el viejo hospital del Pino. Las obras de ampliación han tardado más de cinco años por un litigio judicial. Desde la Consejería de Sanidad insisten en que la inauguración está pendiente de "trámites administrativos".
El intercambiador de Tamaraceite constituye, sin lugar a dudas, el mayor despropósito en esta materia. El centro, que costó cinco millones y fue construido por el Gobierno canario, ha estado cerrado, tras acabarse las obras, más de tres años, lo que ha deteriorado el estado del edificio. Pero esto no es lo peor. La Autoridad Única del Transporte decidió construir los accesos, la única actuación que supuestamente faltaba para poner en marcha el edificio, pero fuentes del Cabildo de Gran Canaria señalan que ahora hay que afrontar la corrección de una serie de "vicios ocultos" en la construcción de la estructura. Entre ellos figuran el suelo deslizante y parte del techo. Esta noche mismo hay algunas obras que obligan a cortar el tráfico por la rotonda y a desviar las líneas 229 y 205 de la compañía de guaguas Global.

Fuente: La Provincia

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