La Subvención

Por: Luis C. García Correa y Gómez
A mi entender, subvención y gastos obligados son dos cosas distintas.

Cuando el Estado entrega a empresas o instituciones privadas, cantidades de dinero a fondo perdido, estamos ante una subvención. Gastos obligados son las cantidades destinadas a paliar necesidades vitales humanas.

Ejemplo de subvención es el dinero que el Estado le da a los partidos políticos, a los sindicatos, a un equipo de fútbol etc. etc.

Un ejemplo de gasto obligado es el dinero que le da a Cáritas.

Espero haber explicado claramente los matices, que creo existen, en las entregas y destinos de esos dineros. Por desgracia, se puede rentab esas entregas de forma poco honesta.

Todos los que pagamos impuestos contribuimos, queramos o no, a las subvenciones y a los gastos obligados. Este es uno de los grandes poderes que tienen los administradores de los dineros de la comunidad, los políticos.

Como, en el ejercicio de nuestra libertad y derecho, podemos estar de acuerdo o no, propongo que se acaben las subvenciones y se aumenten los gastos obligados.

Cada organización debería estar sostenida por sus afiliados. Si alguna desaparece es porque sus afiliados así lo han querido. Y no deberían subsistir porque el Estado los subvenciona.

¿Cómo puede una empresa o institución no estar de acuerdo con las directrices de un Estado que la subvenciona?

La subvención, en estos casos, coarta cualquier iniciativa en contra del que subvenciona.

De la misma manera aquellos dineros entregados, como gastos obligados, a organizaciones o empresas para paliar necesidades vitales, como son los entregados a la educación, la alimentación a necesitados, a la sanidad etc.etc., si se dejasen de dar los problemas serían de consecuencias gravísimas y hasta irreparables. Se les tienen que dar porque la sociedad tiene necesidad de esos entes.

Si los gastos obligados nos obligan a todos, no digamos lo que le corresponde al Estado. Para esos pagamos los impuestos.

Si una organización o empresa privada, de actividad no vital, disminuye o desaparece porque no recibe subvención, su desaparición no debería crear problemas y menos ser una tara para la sociedad. Si no la sostienen sus afiliados o socios no le corresponde al Estado hacerlo.

Insisto, sí le corresponde, al Estado, no sólo ayudar sino sostener aquellas necesidades que son vitales en la sociedad.

Aquí la religión católica hace una aportación de valor incalculable con todas las organizaciones y personas cuyos fines son ayudar a los necesitados. ¿Han pensado en el problema social que supondría, por ejemplo, el que Caritas suspendiese sus actividades?

También debemos preguntarnos ¿cuál es el criterio que usa el Estado para dar esas subvenciones?

¿Por qué unas con tanto y a otras con menos?

¿Por qué unas si y otras no?

Insisto: TIENEN QUE DESAPARECER LAS SUBVENCIONES Y AUMENTAR LOS GASTOS OBLIGADOS.

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