¿Qué puedo hacer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué he hecho?

Por Luis C. García Correa
¿Qué puedo hacer? Mucho.
¿Qué debo hacer? Mucho.
¿Qué he hecho? Poco.
Nunca me he flagelado. A lo mejor debía haberlo hecho … Pero el caso es que no lo he hecho, ni siquiera para tratar de reparar por mis pecados.
Quiero hacer balance de mi vida y no puedo hacerlo, porque no tengo todas las cifras del debe y del haber. Probablemente ese examen sería parcial. No puedo juzgarme.
¿Qué creo que he hecho en realidad? He tratado de amar a Padre Dios y a Usted como a mí mismo. Así me educaron  y así he querido y he tratado de vivir. Porque lo necesitaba.
En el ocaso de mi vida, quiero y necesito vivir la realidad de mi vida.
Al  mirar hacia atrás veo lagunas y mares.
He navegado por mares en calma y por mares embravecidos.
Lagunas que quisiera convertir en mares, que sirvan para que otros naveguen buscando "El Dorado”: la plena felicidad y la plena libertad.
He sido y sigo siendo un afortunado. Tengo amigos y muchas personas que me quieren.
No quiero desperdiciar el tiempo que me queda en lagunas, quisiera que fueran mares a recorrer.
Lo hecho, hecho está. Siempre hay tiempo para enmendar y remediar, y es lo que intento: que todo lo que haga me sirva para ayudar, que es mi gran meta a alcanzar.
Quiero y necesito dedicar el tiempo que me queda en ayudar. Necesito su ayuda para poder ayudar. Solo no puedo.
Intentaré aprovechar el tiempo que me queda para tratar de llegar a donde debía haber llegado y poder presentar un balance que me permita alcanzar la contemplación de Padre Dios.
Que sean estas palabras un sincero querer y amar para poder llegar al deseado y ambicionado destino final, por haberle ayudado, y a todos los demás, con un sincero amor de querer ayudar.
Quisiera que me recordasen como alguien que quiso ser consecuente con sus obligaciones personales y sociales, y que llegó al final con honestidad.

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