¡Cuidado esto no es una novela!

Por Antonio Domínguez
Nos ahorraremos el análisis de la poesía y la literatura en general. Aún siendo cosas radicalmente distintas, no en aspectos, sino en campos verdaderamente más amplios que la pintura o la música; no nos sirve de nada porque el meollo que estamos tratando: del arte propiamente dicho no difieren mucho (si son cosas bien hechas) y aquí  se trata es de encumbrar al pensamiento genuino sacándole partido a los anteriores extremos de los cuales me es imposible hablar desde la cientificidad porque no he engordado el conocimiento y no me queda más remedio que hablar como pensador, utilizando el pensamiento del que es dueño el poco conocimiento, en mi caso, un tanto virgen y fuerte por no haber sido desgastado en los últimos años, que habilidoso se ha dedicado a arrojar basuras intelectuales; que la represión y la mentira se encargó de repletar en la indefensión y la inocencia de los jóvenes años. Conchabados el ejecutivo, el legislativo y el judicial, mandaba la teología, y engañaba la prensa más que el burlador de Sevilla. La prensa tiene ese nombre tanto con Idi Amin como con Olof Palme, y obedece a cualquiera de los dos que esté en el poder; que, si se ofreciera se pondría al servicio de Alí Babá. 
Como no gran sabedor (nunca me han interesado datos y detalles, en general) e involucrado a veces al pensamiento genuino (en singular pelea de gallos) con el del conocimiento bastantes veces, para ver de que son capaces, o sea, para divertirme. Se que esto me ha traído muy malas consecuencias, pero de eso hace ya mucho tiempo. He desistido de esos nada recomendables pasatiempos porque nunca queda al margen la caprichosa voluntad (del conocimiento), que es la salida, peligrosa, de esos singulares divertimentos. Lo que he buscado también con esto quizás haya sido herir el hastío de lo que me rodea, satisfacer el deseo del pensamiento del conocimiento que solo quiere comunicarse. Debe ser una masturbación supletoria de conjeturas en regla, desde el ocultamiento sometido por no más remedio. Los pequeños sutiles efluvios que ligan la personalidad cerebral, esas esencias, son siempre diferentes en sus consumaciones; lo que no quiere decir que el fenómeno puro, como mecánica cerebral no sea siempre igual, el meollo es arto difícil. ¿Porqué mecanismos determinados, simples, universalmente conocidos y reconocidos, pueden parir tan distintas “figuras” por la lengua? ¿En qué me basamento para decir esto?: En las distintas actitudes y maneras observables. ¡Cómo!, ¿es que esas distintas maneras parten del pensamiento genuino? Algunas claro que sí, ya hemos dicho antes que de vez en cuando da un par de bocadillos al conocimiento para que vaya tirando, pero, ahora se hace necesario decir que lo que da es levadura, germen para que germine y fabrique su propio pan el conocimiento. También hemos dicho que el genuino ayuda a mantener encendida la llama al del conocimiento. Ahora se hace necesario decir que no le ayuda, sino que le enseña en insólita develación a mantenerla viva por sí mismo. Esto es lo que demuestra la aportación a cuentagotas en sutiles develamientos; puntuales develamientos; esporádicos develamientos y al mismo tiempo garantiza los dilatados ocultamientos.

Volviendo atrás y revisando lo dicho me he dado cuenta que se ha quedado cojo el arte como perteneciente al pensamiento genuino. Mantenía anteriormente que cualquier creación era una chorrada en tanto que: En tanto que, por favor... Léase lo anterior. Pues bien, creo que el arte, en el cual se puede encontrar la excepción que confirma la regla; de pintura hablamos. Por ejemplo en la pintura de Vincent en ese cuadro que tiene el un par zapatos pintados nos comunica mucha más que cualquier par de zapatos que podamos encontrarnos en la vida “real”. “La zapatidad esencial, la verdad del ser de estos dos zapatos, de estas dos formas de cuero, formas que son al mismo tiempo inmensamente familiares y cuando nos retiramos de la facticidad, cuando nos abrimos al ser”, de los zapatos, me refiero, son infinitamente nuevas y asombrosamente... Me estoy metiendo muy a fondo infiel a un concepto recogido. No, no se puede ir tan a fondo en esto. Decía de la facticidad, cuando nos abrimos al ser vemos que tiene una representatividad única de la za-pa-ti-dad y nada  más. La pintura es el arte más escueto, es algo que se contempla y fuera. Como decíamos antes gusta o no gusta pero falta una palabra muy importante aquí: Cuando gusta a-som-bra. Las críticas de los críticos de pintura, las más de las veces, son desconcertantes. No hay uno que sepa pintar. Y hablar de lo que no se sabe ya se sabe. Ello demuestra que el que mal anda, no mal acaba: ¡¡llega más tarde!!

Comentarios

Entradas populares