Diario de un cura: La Mujer

Por Jesús Vega Mesa
He leído que algún obispo, allá en la Península, ha metido la pata hablando de feminismo. Se creen algunos que por tener mitra saben de todos los temas y tienen siempre la última palabra. A mí me gusta cuando algunos niños, con más dedos de frente que algunos padres, se atreven a llamarles la atención, diciéndoles: «No corras tanto, mamá, nos podemos matar; papá, ¿no dices tú que fumar es malo? ¿Y por qué fumas tú?» Y me gusta cuando algunos cristianos, que no llevan mitra ni báculo, se atreven a llamar la atención a su obispo porque opina de lo que no sabe o porque se mete en jardines innecesarios.A nuestra iglesia le queda mucho por aprender todavía y no debe ir opinando mucho de igualdad de género o de feminismo, al menos hasta que ella misma se lo tome en serio y se note. Es verdad que una de las tareas de la iglesia es enseñar, pero hay otra anterior, aprender. Hay que decírselo a algunos obispos. Ustedes enseñen, sí, pero también aprendan. Hablen, pero también callen, que las dos cosas son importantes.

En las parroquias en las que he estado, de verdad, he aprendido muchas cosas de las mujeres. Como son las que más participan, mi amistad con ellas me ha ayudado y ayuda a tener otra mirada, a cuidar el lenguaje, a valorar los pequeños gestos de hombres y mujeres. Sin duda ninguna, he cometido muchos errores, y he metido la pata, como cualquier obispo. La iglesia, aprovechando este tiempo de Cuaresma, tiene que hacer, tenemos que hacer, un examen de conciencia y reconocer que también entre nosotros se ha marginado a la mujer. A veces se suele decir eso de que no debe de haber un día para la mujer, o un día de la madre, o un día del niño, por poner un ejemplo, porque todos los días, se dice, deben ser también de ellos. Pero un día de la mujer o del inmigrante nos ayuda a tomar conciencia de situaciones injustas y nos anima a corregir errores.

En este día me voy a permitir dar las gracias a todas las mujeres que en las parroquias en donde he vivido, y en la que vivo, han estado muy cercanas. Que han tenido confianza para corregirme y para animar y colaborar a hacer una iglesia y un mundo más cercano, más atento a la vida de la gente. Hay muchas más mujeres que hombres en congregaciones religiosas, pero el gobierno eclesial, la toma de decisiones, está casi exclusivamente en manos de varones. Más del 70% de las personas que participan en las eucaristías son mujeres, la mayoría de catequistas y agentes de la pastoral parroquial pertenecen al género femenino. Sin embargo, la mayor parte de los que toman las decisiones que afectan a todos los cristianos son hombres. Algo deberá cambiar, supongo. Para estas cosas valen fechas como el Día de la Mujer, que celebramos estos días, para que algunos metan la pata, para que otros llamen la atención, y para que unos y otros, otras y unas, nos planteemos que aún tenemos mucho que aprender y que corregir.

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