¡El arrepentimiento!

Por Luis C. García Correa
“¡El arrepentimiento es señal de haber reconocido el pecado y el daño causado!”
Arrepentirse es señal de recibir las ayudas espirituales que Padre Dios, infinitamente bueno, nos reparte tratando de ayudarnos a conseguir el perdón, que sin él no hay salvación.
El pecado es aceptar el mal hecho a conciencia, dañando a algo o a alguien que es inocente del pecado cometido.
Pecar es señal de la fragilidad humana que necesita la ayuda de Padre Dios para comportarnos como debemos de acuerdo a nuestros valores y creencias.
Pero pecar es facilísimo.
El mal está constantemente al acecho pendiente de nuestras debilidades y errores, en el comportamiento personal, que tanto afecta a los demás, que son inocentes del mal que les causamos.
El arrepentimiento, sincero y verdadero, es señal de que hay verdadero dolor del pecado cometido y el deseo ferviente de reparar el daño, y de no volver a pecar para no dañar a los demás y a uno mismo, por la falta de amor a Padre Dios y a los demás.
Amar con pasión libera y aparta al mal que trata de vencernos para que cometamos pecados y dejemos de amar y no nos comportemos como verdaderos fieles del amor a Padre Dios, del amor a los demás, de la humildad.
“¡¡¡Benditos y alabados sean quienes resisten los constantes ataques del mal, venciéndolos con el AMOR A PADRE DIOS Y A LOS DEMÁS!!!”
“¡¡¡Los creyentes tenemos Los Mandamientos que nos dicen lo que debemos hacer y cómo comportarnos para no pecar, y ser fieles hijos de Padre Dios y hermanos de los demás!!!”
“¡¡¡La hermandad con amor y humildad es el cimento de la felicidad, que nos pone en el camino de la santidad!!”
Aspirar y desear la santidad debe ser el comportamiento personal de todos, diario y cotidiano, de día y de noche, y siempre, sin descansar.
Tenemos todos los medios espirituales para resistir y no caer en la tentación, pero las consecuencias del pecado original agravan las debilidades de las que se aprovecha el mal.
Por eso tenemos esos recursos espirituales que nos reparte Padre Dios a manos llenas, y de los que nos olvidamos cuando pecamos.
“¡El arrepentimiento es de santos, si lo hacemos con verdadero dolor de amor por haber pecado!”
“¡¡¡Rezar, y hacer pequeños sacrificios, creyentes y no creyentes, es la gran ayuda para no pecar!!!”
“¡El arrepentimiento con verdadero dolor del pecado, nos santifica y nos perdona el pecado!”
Arrepentirse debe ser el sentimiento y el comportamiento para no volver a caer en la tentación y no volver a hacer el mal, el pecado.
“¡¡¡Rezar y hacer pequeños sacrificios libera a la mente y al deseo de actuar mal y pecar!!!”
El arrepentimiento sincero y verdadero nos libera de la pena del pecado.
“¡El arrepentimiento es signo de querer ser santo!”
La santidad, que nos reparte Padre Dios, nos da las fuerzas necesarias para no pecar.
“¡¡¡Bendito y alabado sea el santo que, amando a Padre Dios y al prójimo, no peca para no ofender, ni hacer daño a otros, ni hacerse daño a sí mismo!!!”

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