"Todos a una"

Por Luis C. García Correa
"Todos a una" no solo tiene que ser un lema, sino la realidad.
La espantosa realidad de la pandemia del coronavirus, y de la crisis que se viene encima, es la gran oportunidad.
Si desaprovechamos esta oportunidad no convertimos en realidad la HERMANDAD, la vida y la historia nos pedirán cuentas.
HERMANDAD, en mayúsculas, significa convertir en realidad la HERMANDAD UNIVERSAL entre los seres humanos.
¿Qué es la HERMANDAD? Todos, sin excepción, Y A UNA, somos iguales ante las necesidades fundamentales.
Nadie pueda vivir sin tener cubiertas sus necesidades fundamentales. Comenzando por el respeto a la libertad y la vivencia natural con felicidad.
Que nadie tenga que mendigar. Lo cual es, y seguirá siendo, el origen de los males de la humanidad.
No me creo un adivino, ni nada por el estilo.
Quisiera morir sin tener que arrepentirme de no haber contribuido al bien de los demás, cooperando a crear y vivir esa HERMANDAD.
Como espero que se comporten los demás, para poder vivir en paz, con felicidad y en libertad.
“¡No es cuestión de creencias, sino de vivencias de la honestidad, de la lealtad y del amor!”
Tenemos la gran oportunidad de convertir el Planeta Azul de la Tierra en el lugar en el que todos podamos vivir con las necesidades vitales cubiertas. VIVIR COMO HERMANOS.
“¡Eso será una realidad si usted, yo, y todos los demás, somos honestos con nosotros mismos y con los demás!”
Ha llegado la hora de vivir con honestidad, lealtad y amor en nuestras casas, en las de los vecinos, y en las del mundo entero.
Si no fuera así, que la historia nos juzgue y nos castigue según el merecimiento personal de cada uno.
Nadie está exento de contribuir.
Quién falle a este reto, será reo del castigo del desprecio de los demás. Que quede marcado a perpetuidad.
Que sea señalado para vergüenza personal, familiar y ajena.
Que quede estigmatizado a perpetuidad.
Nos ha llegado la maravillosa hora, y la oportunidad, de poder vivir con honestidad, lealtad y amor, pudiendo caminar con la cabeza alta por el comportamiento, y con la mirada baja, por la humildad.
De usted, de mí, del vecino, del mundo entero depende esta necesidad universal, que no es una necesidad virtual.
La vida estará, como ha debido estar siempre, llena de honor, de respeto, consideración, amor, de felicidad y de libertad.
Nada sucede por casualidad. No creo en la casualidad. Creo en la causalidad.
“¡Si desaprovechamos esta oportunidad seremos eternamente juzgados como traidores a la humanidad!”
Bendita sea esta circunstancia para vivir con la cabeza levantada, con la mirada baja por la humildad, y la esperanza de convertir, en realidad, el mundo en el mejor lugar para vivir con amor, felicidad y libertad.
Benditas y benditos sean por toda la eternidad.
El mal del vecino es su gran oportunidad para ayudar.
“¡Y recibirá las bendiciones de la humanidad por toda la eternidad!”
TODOS A UNA Cantemos  el Himno de la alegría.


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