¡Voy a asar una papita que me sobró!

 

Por Antonio Domínguez  


Se dio a conocer la reforma laboral ayer. Hoy solo falta inventar el trabajo. La gente debe ir de lo más elegante con chaqueta y corbata y el ridículo estrafalario pantalón vaquero, bien, a eso conminan a la guanchada; a que sea toda ejecutiva cuando por otro lado dicen que van a despedir gran porcentaje de funcionarios. La chatarra política habla del medio ambiente que metió en la misma cartera de agricultura, para no nombrarla y solo hablar del pájaro y de la tabaiba y de los vergonzosos, inútiles, cursos de formación para cien tipos, que cuando se emplean dos de los cien es porque, desde dentro tira el gigantesco imán, que maneja que da gusto el nepotismo. ¿Qué consio par de cuajos colgones tiene que ver la agricultura con medio ambiente, ecologismos, pesca, etc. en un mismo ministerio?. Voy a hacer mi profecía particular: mientras no se gestione aparte, en solitario, agricultura y ganadería, que el solo hecho de llevar todo revuelto, habla de la falta de respeto al sector primero; no se verán visos de arreglo si no es empezando de cero en el atinado ¡único! fundamento.

Acción que pueden poner en pie (derrochando buena disposición y simpatía) y asunto en el que pudieran hacer los políticos, sería en un cambalache allá en la unión para conseguir que podamos cultivar el campo, trabajar, negociando de otro modo el pago de la deuda. Que nos liberen de las tasas por cinco o diez años para poder servirnos de nuestro propio país y después ya veremos. Aunque después tengamos que pagar más, fortalezcámonos y salvémonos ahora, incluso sea para poder pagar después. No podemos seguir diciendo a una juventud ya deforme que se forme, porque eso es predicar en un desierto majar en un hierro frío y hacerle una alegría a un muerto: todo es tiempo perdido. Los veinte mil jóvenes mega educados (en todo el país) no nos sirven para nada porque no tenemos estructuras empresariales –a las agrícolas ni se las espera- ni dinero para materiales de trabajo investigador. Estos que emigren, que cuando regresen llegarán enseñados; y los millones de jóvenes que andan del tingo al tango, absteniéndose y alejándose de trabajar con un garbo a lo Greta –que ni siquiera “en la barba de los pobres aprenden para barbero”- hay que ponerlos a trabajar ¡¡¡ya!!!. ¿Dónde?, Ordeñando vacas y tomando la leche con gofio cultivado por ellos y un montón de cosas más para su absoluta autosuficiencia. Si esperamos a que la economía sumergida esté desocupada y tirada en las calles y todos los que están de baja médica no enfermos y por consiguiente también en las calles; cuando hayan echado a todos los funcionarios que dicen que van a echar, se le sumará la juventud que nunca ha trabajado ni estudiado ni trabajará ni estudiará; además de las personas de más de cuarenta años que ya nadie quiere emplear; el paro sería de una docena de millones mínimo. ¿No vale más ponerse de rodillas ante Europa para pedirle que nos dejen crecer en el campo y la ganadería, ahora que estamos a tiempo? ¡No nos metería miedo que nos reclamen cantidades compensatorias porque sea como sea tendríamos que pagar lo que es prácticamente impagable!.

La falta de competitividad que nos mina la capacidad exportadora, única vía para conseguir la solvencia, se ha dicho aquí hasta la saciedad que es recuperar la agricultura-ganadería; tirada por los suelos, dicho literalmente, que ojalá la agricultura realmente estuviera por nuestros suelos desparramada. El verdadero progreso, además de por la democracia política, pasa por el estatismo  emocionado de pertenencia (en cuanto estático además de extático y enamorado de lo que se cultiva) que no es malo lo bucólico dentro de una agricultura moderna y por lo mismo productiva en todos los sentidos, después del milagro de dar trabajo a todo el que lo quiera de verdad. Pasa también por el colectivismo-asociacionismo para impedir los daños llevados a cabo por todo tipo de intermediarios. La propiedad privada, la iniciativa individual, el comercio libre y los mercados abiertos. Estos principios, ¡dicen! Que “legislados por Vargas Llosa”, (hombre si no de gran cabeza, sí, de cabeza grande) ni sirven para un barrio peruano y mucho menos sirven aquí, donde la agricultura-ganadería mancilladas, existen sólo de nombre. El estatismo (el negativo) en el campo lo es porque su población está tirada en las costas. El colectivismo tan necesario contra el que tiene el camión para trasponer con el sudor, las ilusiones y los anhelos del campesino, es imposible con la campiña desierta. La propiedad privada, la iniciativa individual, el comercio libre (en el sector primero) y los mercados ¡abiertos! son cosas que brillan, además de por su ausencia, porque no existen; han pasado a pertenecer a medioambienteros y ecologicoadeptos ¿adictos?. No hay mercados orientados a que se pueda vivir de las tierras. El comercio abastecedor está en manos de importadores y detallistas. La propiedad agrícola no da gastos y encima cuesta dinero. La iniciativa individual no planta porque los agricultores ya están elegidos para las subvenciones (Teta calientita y bien pezonada, que el que la posee ni la nombra para que no se la quiten) y ya se encargan prevalezcan en ese grupo y que se auto procreen (se jodan, perdone) los que van por libre. ¡Iban por libre!.

Los que no son los dueños de los campos protegen a los campos de la gestión de sus dueños; de lo que a sus legítimos dueños les de la gana en su propiedad labrando. Gente totalmente ajena a una propiedad protege lo que no le pertenece. Esa es la  consecuencia de tener a los analfabetos funcionales liberados (sueltos) de las correspondientes ocho horas de trabajo. Por ese tiempo que tienen libre –los que tendrían que estar empuñando el arado- andan por la isla jeringando la paciencia; hechos los amos amargando la vida al que sí trabaja.  ¡Pero eso era antes cuando quedaba alguien en el tajo! ¡¡Bendito sea Dios!! Y a ver si cuando termine (Dios) de bendecir a los Estados Unidos de América, que se tarda mucho porque son muy grandes, empieza a bendecir al gobierno de Canarias también, ¡¡¡no es porque le haga falta!!!, sino porque se lo merece.

¿Sigue usted emperrado en que esto no es hablar de Europa?. Hay un par de chistes fáciles que apoyarían que se habla aquí de esto y no nos valdremos de desafortunados apellidos de ministros, mientras podamos ir a nimiedades y tirar de ellas. No es tan cerril -ni por supuesto difícil- ni aditivo voltear fallos y contrafallos y enredar la pita de mala manera; tiene su aquello. El cerrilismo y adición a líneas políticas que a ningún sitio llegan, es de tan insignificante huella sin mella en mí, que no me sirven para yo poder hacer la más leve trampulina (tan usada en la convivencia/conveniencia) y menos para la deslealtad. Advierta por favor, la presión encerrada en lo que no atino a explicar.

¡Asunto al pelo, canario sin saberes ni oficio!: ¿quieres trabajar? ¡Solo tienes una opción: cualificarte! Para que puedas trabajar en el extranjero. Si no alcanzas cualificarte porque te tocó mente de chorlito, házmelo saber para recomendarte tatuador barato y a Fefita, que por dos perras hace bellísimos disfraces para carnaval. ¡¡No intentes trabajar aquí!! Al sector que a ti te pertenece (el campo) le echaron la llave. Hazte cinturón negro trigésimo dan (en esto solo importa la psicomotricidad) para que puedas salir de noche, ya que tienes el día libre para dormir y de paso tendrás el honorable privilegio de ahorrar una o dos pagas a la inseguridad social matando de pena a tus padres.

Dejando los chiquillos a un lado, ¿que se puede esperar de los señoritingos que son los altos representantes (retiro lo de cabecillas) del gobierno de Canarias; que tienen ascendiente en el agro y que se avergüenzan de su procedencia y por eso jamás la nombran, si no es para hacerle daño? ¡¡Que chicas se quedan para disimular y huir de pasados humildes unas islas –aisladas-, encima y además!! Desde luego mal lo tienen los bobilines de lo que siempre dio asco y mal olor. Lo dicho de lo mal que lo tienen los bobilines, etc. va por la humanidad en general; en la que se abría de discutir si podemos comprometer a nuestros (sin brillo maldito) ¿servidores?. Políticos: ¿licenciados, doctores, catedráticos cogidos al lazo?. ¿Y los de profesión sus labores, que son pacotilla manejando presupuesto?. ¡En general! ¿Nos sirven? ¿Se sirven?. ¿Sirven para algo?.

Como todo lo dicho lo puede suponer cualquiera, quiero decir que yo también soy capaz de suponerlo y digo en verdad –por consiguiente- que  suponiendo, supuestamente, lo supongo.

 

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