Medio siglo del Mural de Tamaraceite


Por Esteban G. Santana Cabrera 

Ayer 15 de noviembre el artista y muralista grancanario Jesús Arencibia, cumplió 110 años de su nacimiento. Por ello quiero aprovechar esta onomástica, no para resaltar su obra, que es de sobra conocida y contrastada, sino para darles a conocer una de sus obras más importantes y a la que Suso, como se le conocía en Tamaraceite, le tenía más cariño por el significado que tenía para él, que casualmente cumple 50 años por estas fechas también y a la que les invito a visitar. 

Ni que decir tiene que Tamaraceite posee una de las "joyas de la corona" del muralismo canario, y es nada más y nada menos que el mural realizado por uno de nuestros vecinos más ilustres, el artista Jesús Arencibia, realizado en técnica encáustica y pintura a la cera. Fue inaugurado el 27 de enero de 1971, a las 8 de la tarde, el mismo día que falleció su madre y a la que retrató en ese mismo mural. Con ese motivo dio un concierto la agrupación Coral Regina Coeli de la parroquia de San Agustín. Jesús Arencibia realizó diecisiete murales, de los que nueve fueron en iglesias y el resto fueron pintados para organismos oficiales. Forma junto a Aguiar y Néstor el gran trío de muralistas canarios.

El párroco, D. Ignacio Domínguez envió una carta invitando al acto y, entre otras cosas, decía:

Gracias a Dios, las obras de la dignificación del templo están tocando a su fin. Con un pequeño esfuerzo, tendremos la gran alegría de contar con una Iglesia que hable muy alto del pueblo de Tamaraceite.

Si la capilla del santísimo no se termina para las fiestas del 31 de este mes, en honor del patrono San Antonio Abad, es por no haber llegado el mármol pedido con tiempo suficiente. Están construcción.

El salón parroquial está terminado. Sobre dicho salón se están construyendo tres escuelas para hijos de este populoso barrio. Sepan todos que el dinero que se está invirtiendo en él, es producto del capital que el venerable sacerdote Don Ceferino Hernández ha legado a la parroquia. De los intereses del capital, el Obispado me ha entregado 455.000 pesetas que ya están a punto de agotarse. Por ahora, tendremos solamente la fiesta religiosa. D. m. las populares serán el último domingo de mayo. (...)

El barbero de Don Ignacio, Pedro Domínguez, fue uno de los primeros tamaraceiteros en ver el boceto, al que enseñó un día que fue a cortarle el pelo a su casa, cuando el propio párroco era incrédulo ante lo que se iba a realizar en el templo. Recuerdo de niño la inauguración del mural, la gente no cabía en el templo parroquial y lo que más llamaba a los vecinos y curiosos eran los colores llamativos. La iglesia se transformó por completo.

El mural de Tamaraceite tiene casi 100 metros cuadrados y está realizado con la técnica de pigmento


disuelto en cera aplicado con soplete, está situado en el altar mayor de la iglesia.

El tema es “la última cena” y Cristo resucitado” (jueves santo y viernes santo), pintado en dos niveles, uno superior y otro inferior separado por un río de agua que es cruzado por unos cuervos negros con panes en el pico. El autor con este signo quiere representar el fortalecimiento del alma por la comunión frecuente.

Hay varias secuencias en el mural unidas por el madero central. En la parte inferior, donde se celebra la última cena, se sitúa en el centro a Jesús con los doce apóstoles bajo un palio que sostienen dos diáconos, San Lorenzo (a la derecha) y San Vicente, estando Judas de espalda y en color más oscuro. A la izquierda del mural aparecen varios personajes con las consecuencias del pecado original, trabajo, dolor y muerte (cruz, zarza y calavera).

Entre estos últimos está su madre vestida de negro y el personaje que tiene la calavera en la mano es un autorretrato del autor, que coloca la mano derecha en esa posición en señal de añoranza por su reciente muerte. En la sección derecha del mural aparece San Antonio Abad, patrono de Tamaraceite, con el cochino y a su lado está San Pablo.

El nivel superior del mural aparece presidido por Jesús crucificado en el Calvario junto al Buen Ladrón, que aparece de cara. Una curiosidad es que el pintor crucifica a la Virgen María y aparece conectada por la mirada a Jesús, para resaltar esa relación madre-hijo que él también tenía con su madre. A la derecha aparecen los cuatro evangelistas y a la izquierda las sibilas, unos personajes que se les equipara a los profetas en los pueblos paganos en el Antiguo Testamento. Los crucificados a la derecha y que están de espaldas, son los pecadores, entre los que destaca al Mal Ladrón.

Hay que señalar que el mural de la iglesia de Tamaraceite es una muestra excelente del expresionismo realista en el que se distingue claramente la influencia de pintores como El Greco.

Jesús Arencibia sentía especial atracción por los pies y las manos de la gente del pueblo de Tamaraceite que le servía de modelo para sus diversas obras. Las manos de Mateo o de Antonio “el padrino” aparecen en el mural de la iglesia de San Antonio Abad, aunque también está Juan Francisco Afonso, su madre y hasta él mismo en un autorretratro. Sus modelos más conocidos fueron Chona “la Negra”, María Rodríguez, Rosarito, Maruca Suárez, Modestita o Manuel “Cazuela”.

Jesús Arencibia fue uno de los grandes muralistas del S XX canario y por ello nuestra ciudad se encuentra lleno de sus obras, no solo de edificios públicos, sino privados y religiosos. El Aeropuerto, el Colegio de Farmacéuticos, Colegio de Médicos, Gobierno Civil, Cabildo Insular de GC, Casa del Marino, Hotel Fataga, ermita del Pueblo Canario y numerosas iglesias como la de San Juan de Telde, Los Dolores, San Francisco, Sta Isabel de Hungría,… así hasta diecisiete, son algunos ejemplos de su arte mural por el que ha sido conocido a nivel mundial. También se quedaron algunos proyectos en bocetos como el de la Iglesia de San Lorenzo o la de Aránzazu en Guipúzcoa.

No nos olvidemos de Jesús Arencibia porque Gran Canaria le debe mucho a este artista. Reivindicamos una ruta turística por sus murales hace diez años y ninguna corporación ha tomado el testigo. En otra ciudad esto no hubiera ocurrido. Cada campanada de la iglesia es una llamada a que la visiten y puedan admirar esta obra de arte.

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