¡Qué lo arreglen los de arriba!

 

Por Luis C. García Correa  

Una de las grandes incongruencias humanas actuales es esa frase: ¡que lo arreglen los de arriba!

Los de arriba se refiere a las personas que tienen autoridad.

"¡La finalidad de la persona que tiene autoridad es servir al pueblo que dirige y gobierna!"

La incongruencia es hablar y pregonar democracia y pedir a otros que hagan lo que tengo que hacer yo. O imponer, por autoridad, leyes que vayan en contra de las necesidades de ese pueblo.

"¡A la incongruencia se suma la mala o nula educación en valores, por muy profunda y abundante que sea la información que se maneja!"

"¡Nadie tiene la autoridad, ni la verdad, para exigirles a otros que hagan lo que me corresponde hacer a mí, o que vayan contra mí!"

El pueblo, unido por mayoría, y en respeto a las minorías, es quien tiene la autoridad para exigir que se legisle y gobierne de acuerdo a lo que solicita, y de acuerdo a ese habitatismo social y natural. Por ejemplo, una ley que proteja a la mujer de la violencia de género y de toda violencia, una ley que proteja la vida al nacer y al morir, una ley que proteja mejor el medio ambiente...

Esa mayoría del pueblo tiene que tener una unión, una educación y una honesta participación capaz de debatir y discernir y saber exactamente lo que quiere, para exigir que se haga y se cumpla su voluntad.

¡Claro! "¡Habiendo una mayoría unida, educada, culta, honesta y participativa!"

"¡¡¡Los de arriba tienen siempre que hacer lo que la mayoría, honesta y participativa, pida, imponga y exija como necesidad para la felicidad y la libertad!!!"

 "¡Que lo arreglen los de arriba sí, pero si lo dicen los de abajo, por mayoría!"

Eso es democracia, lo otro es partidocracia o abuso de autoridad.

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