“¿CUÁL ES LA SOLUCIÓN?”

 

Por Luis C. García Correa  

¿La participación y la unión honesta de la mayoría es la solución que necesita este mundo mediatizado por el poder perverso?

Sí, sin duda, pero ¿por qué los que luchamos por ello tenemos tan poco apoyo?

Lo vivo en mi propia carne: ¿por qué tengo tan pocas visitas en mi blog?

¿Acaso no sé explicar los temas con la claridad necesaria y ser, al mismo tiempo, convincente?

Lo intento con toda mi alma, con todos mis conocimientos y ... pidiendo ayuda.

Busco apoyos y encuentro pocos.

No quiero cejar en el intento, aunque confieso que me entristece la poca aceptación y la falta de capacidad de convocatoria de mi llamada.

En este año, quisiera que mis acciones tuvieran más aceptación. Mi única intención es ampliar el número de personas que hagan suyo este proyecto: “un mundo donde los honestos impongan su comportamiento a los deshonestos”.

Entre los deshonestos está el poder perverso que nos tiene maniatados: coarta la libertad y consigue incrementar el número de personas que pasan y el número de individualista a quienes no les importa ser esclavos.

No quiero que esta petición de ayuda y mi subsiguiente queja sean consideradas egoístas, el lamento personal de quien, al no sentirse entendido y apoyado por la mayoría, se considera despreciado.

Nada más lejos de mi intención. Mis palabras no deben manifestar debilidad. No me siento abandonado, aunque si poco entendido.

Jamás me rendiré, por una única razón: para mí es una obligación ineludible.

Es la consecuencia directa de mis dos creencias o valores principales: el amor al ser humano y la pasión por la libertad.

Reconozco, sin embargo, que mi eficacia es limitada. Me gustaría que fuese mayor y mejor.

Se que el mundo no se conquista en unos días, en unas semanas, en unos años ... Probablemente hagan falta unas cuantas vidas. Pero al final la conquista es segura.

Al afirmar todo esto, quiero borrar cualquier duda sobre si estas letras son el llanto de quien no ha alcanzado lo que buscaba. La pataleta rabiosa y plañidera de quien al final se rinde. ¡Jamás! Seguiré mientras Padre Dios me dé la vida y las fuerzas necesarias.

Solo deseo ser más eficaz. ¡No creo que se pueda culpar por eso! Quiero ayudar al máximo ... porque me queda poco tiempo. El Registro Civil y de bautismo no perdonan. 

Tampoco espero ver el resultado. Me conformo con ayudar.

¿Cómo lo estoy haciendo? ¿Lo hago correctamente, tratando de informar y convencer? ¿Debo mejorar algo -las formas, los objetivos... cualquier otra cosa- para ampliar mi ámbito de influencia?

Espero haber expuesto mi necesidad de ser eficaz para el beneficio de todos. Solo deseo que la participación individual honesta supere al poder perverso y que todos consigamos la felicidad a la que tenemos derecho a disfrutar, y vivamos la maravilla de la plena libertad.

Estoy atento a sus noticias. Aquí van las mías con los mejores deseos de paz, salud, felicidad y libertad, y todas con el apasionado cariño que les tengo.

Y, por favor: ¿Cuál es la solución? ¿Cómo alcanzarla? ¿Qué debo hacer?


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