Los emoticonos

 

Por Luis C. García Correa  

Me adhiero a todo lo que sea progreso, entendiendo por progreso todo lo que sea intrínsecamente bueno, y de lo que nos beneficiemos todos.

Sin la informática no hubiéramos progresado como lo hemos hecho, y supongo que el avance en los próximos años aún será mayor.

Al concepto de progreso hay que seguirle añadiendo la aclaración o ampliación del tema de que se trate.

Como ejemplo: los emoticonos.

Un emoticono es una representación de una expresión facial -una carita- que se utiliza en mensajes electrónicos para aludir al estado de ánimo del remitente.

Un emoticono debería enviarse para confirmar lo dicho, no para que el receptor se haga o tenga que imaginarse lo que quiere decir el remitente, salvo excepciones lógicamente.

Los sentimientos nunca se deberían mistificar o dejar a la interpretación, que siempre suele ser equivocada. En los sentimientos nunca debe haber interpretaciones.

Cuando algo es interpretativo, solemos decidir o juzgar de acuerdo a nuestros deseos, que puede que no sean iguales a los del remitente. Podrán ser parecidos, pero no son iguales, y en esta disquisición la variedad es enorme.

Cuando el emoticono es tan claro que no hay dudas, la interpretación suele ser semejante a la que ha querido expresar el remitente, pero en algunos casos la interpretación es un craso error, porque lo que uno ha entendido no es lo que quería decir quién nos remitió el emoticono.

Y surgen problemas, como en toda comunicación confusa.

“¡Querer es poder y querer es amar!” Y no es lo mismo el poder que el amor, si no hay el querer por medio.

Siempre debemos expresarnos con la mayor claridad posible, que no exista la menor posibilidad de interpretación, en especial en todo lo relacionado con las cosas importantes, como es el poder, y como es el amor.

Ahorrar es bueno, pero no lo es a toda costa, a cualquier precio, como ocurre en la usura. Lo mismo pasa con las palabras y los hechos. No conviene ser tan breve que por ahorrar palabras esenciales induzcamos al equívoco.

El emoticono debe ser siempre como una confirmación -emotiva- de lo dicho. Nunca debe ser irónico o interpretativo.

Y lo mismo para todo: la humilde honestidad tiene que ser clara y evidente, sin lugar a dudas o interpretaciones.

La honesta y sincera exposición, complementada con emoticonos, no debe suponer interpretación, sino confirmación de lo dicho.

Que nunca exista la interpretación errónea con los emoticonos. Que no se dé pie al error. Que siempre haya la correcta, ineludible y clara comunicación: lo que significa información clara e interpretación verdadera.

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