Tratar de ser honesto

 

Por Luis C. García Correa  

Tratar de ser honesto es ya ser honesto. Trato el término honesto en el sentido amplio de honrado, ética y estéticamente, serlo y parecerlo.

“¡Jamás debemos claudicar ante la amenaza del mal!”

El mal trata siempre de apoderarse de nosotros, y nosotros tenemos que luchar por poseer el bien de forma y manera natural.

“¡La honestidad es el bien en el ser y en el hacer!”

“¡Ser honesto es poseer y hacer el bien en cada momento!”

Tratar de ser honesto, insistir en ser honesto, es honestidad en grado sumo camino de la santidad.

“¡La santidad es vivir la honestidad!”

La deshonestidad es el mal naturalizado, siendo un hecho de graves consecuencias personales y que llega a afectar a los demás.

El mal afecta al que lo hace, y siempre repercute en los demás, dañando a los demás que no tienen culpan y reciben el mal por igual sin necesidad.

Repartir el mal, y sin arrepentimiento, es condenarse, y con razón, porque nadie es merecedor del mal y menos si ha sido repartido con odio, con rencor y con maldad, que afecta aún más.

“¡Tratar de ser honesto es una gran honestidad, que beneficia y mejora al honesto, poniéndolo en camino de la santidad, y beneficia y mejora a los demás!”

Jamás debemos olvidar que lo que hagamos repercute en los demás.

“¡Quien haga el bien, el bien recibirá y el bien nos volverá para poderlo retornar!”

“¡Quien haga el mal, el mal recibirá, porque el mal nos volverá!”

El ser humano es un maravilloso ser de comportamientos, de influencias y de vivencias que juntas derivan hacia dónde vamos: si vamos hacia el bien, el bien repartiremos y recibiremos, si vamos hacia el mal, el mal repartiremos y recibiremos.

Tratar de ser honestos es dar y recibir la santidad. Tratar de ser honestos es tratar de eliminar el mal.

Tratar de ser honestos, y la honestidad viviremos.

Tratar de ser honestos, y la gloria alcanzaremos.

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