Aquellos locos años 70 y 80 en Tamaraceite

 

Por Esteban G. Santana Cabrera 

Aprovechando que la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria ha convertido el escenario del Carnaval en la famosa sala de fiestas Studio 54, de moda en los años 70 y a la que acudía todo tipo de celebridades de la época, me vienen a la mente la juventud de aquellos años 70 y 80 en mi barrio de Tamaraceite. Juventud divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro; y a veces lloro sin querer. Estas palabras de Rubén Darío y el carnaval me evocan a esos años de la juventud en Tamaraceite de los que ya peinamos canas. Ni mejor, ni peor que la de ahora, cada etapa con sus vivencias. 

Pero para entender a la juventud de esa época hay que conocer a sus antecesores, ya que si había algo
que caracterizara a la juventud de los años 50 y 60 era su deseo de encontrarse primero en la Sociedad de Recreo, el Cine o la misma Plaza. Una juventud que no solo le gustaba el baile sino que tenía una gran inquietud cultural, y de ahí las comedias, el teatro, las revistas,... La juventud de los años 70 y 80 era distinta, les movía la música sobre todo y las ganas de hacer pandilla. Con ellos nacieron los teleclubes, que surgen en una época, a principios de los 70, cuando comienza el declive de los lugares de encuentro de toda la vida, la Sociedad, el Cine o la Plaza y la afluencia de coches en la carretera hacía casi imposible caminar por ella. Éstas y otras causas van haciendo que los jóvenes de estos años, ante la ausencia de lugares de diversión, busquen alternativas para poder encontrarse y divertirse al son de la música y las luces de colores, detrás de las que poder esconderse para poder hacer las travesuras propias de la edad.

Es a partir de estos años cuando surge el “Teleclub”, a iniciativa del párroco de aquellos años, Don Ignacio Domínguez, que les cede unos locales situados al lado de la Iglesia de San Antonio Abad, en la Carretera General. Muchas eran las actividades que allí realizaban, ya que tenían un pequeño cine donde proyectaban alguna película en super 8 y hacían algún que otro festival y escalas en hifi. Además participaban en las comedias de Doña María y Don Raimundo. Gloria Benítez, Mª Asunción, Araceli, Dolores, Lolita Mari, Alicia, Elena, Genaro, Pepe Juan Mujica, Maxi, Rosa Margarita, etc. son algunos de los jóvenes de esos años y que buscaban un lugar para reunirse.

Al “Teleclub” le sustituye con el tiempo en este local de la parroquia, en 1973, un club denominado “Sporting 2000”, cuya base era un equipo de fútbol aficionado que jugaba en el tanque de Machado y en otros de la zona. Pagaban una pequeña cuota que era de 100 ptas. al mes para comprar discos, una mesa de ping-pong, un tocadiscos, etc. La mayoría de sus componentes, que en principio eran chicos para que el cura no se “mosquease”, ex alumnos del colegio Adán del Castillo, pero que poco a poco se fue abriendo a otros de Guanarteme, Las Torres, etc., y que estaban en el Instituto Cairasco de Figueroa.

Se organizaban muchas actividades como la clásica excursión a la Montaña de San Gregorio y llegaron a ir incluso más lejos, como al Pinar de Tamadaba y a la playa de Maspalomas. Hicieron además un periódico que no llegaron a publicar.

El alma mater de este club fue Feluco Mujica Villegas que era el que “movía” todo el tinglado y fue
presidente hasta que falleció, acontecimiento que conmocionó a los vecinos de Tamaraceite de aquella época. Otros de sus componentes fueron Bosco “el japonés”, Miguel Angel, Juan Luis “boliche”, Lorenzo “medio queque”, Esteban “el escarranchado”, J. Jesús “el cagón”, Yayo, Nélida, Mary, Isidro “el croqueta” (pinchadiscos oficial), Juan “el abuelito”, etc. y que todos los sábados entre canción y canción iban al bar de “Vicentito” a comerse los “callos” y a tomarse los” Baya Baya”.

Al Sporting lo sustituye el “Tití Melo” en 1978, que se reunían en un local, en lo alto de Mariquita Villegas y que acogió a muchos de los antiguos componentes del Sporting. Formaban sobre todo “los pepes”: Pepe “el caballo”, Pito, José Miguel, Andrés “el sastre”, Fernando Mujica, Nélida, Carmela, Armando, Norberto, Nini, Javier, Antonio “el loro”, Manuel “Cazuela”, Pepe “el ballena”, Sarito Pino, Milagros, etc.

Otro de los clubes famosos de finales de los años 70 fue el denominado “K´mama”. Este club acogía a ex alumnos del Adán del Castillo que al acabar en el colegio y no tener un sitio para seguir viéndose, deciden reunirse en una vivienda de la Carretera General, donde antiguamente estaba la OJE.

Entre las actividades que solían hacer se encontraban los escala en hifi, parodias y obras de teatro, faceta que aprendieron en el colegio de la mano de José Luis. Ganaron algún que otro premio como el certamen de parodias del Lomo de los Frailes.

Más tarde montaron una pequeña discoteca en el club para sacar algún dinero y poder comprar un
aparato de música y poder hacer las pequeñas reparaciones que iban surgiendo. Llegaron a ser más de cuarenta componentes, algunos de los nombres nos los ha dado Carmelo Salazar: “Germán el paleto, Roberto el boca, Mario el espargata, Efraín el vampiro, Feluco seluco, Manuel el piojo, Luis el cabeza, Domingo el panadero, Juani el sheriff, Sergio el camello, Ravelo el veneno, Carmelo tití Melo, Claudio veneno, Ana, Puri, Mari Luz, Ninfa, Rosa Elena, Estrella, Beatriz, Verónica, Begoña, y otros que ahora mismo no recuerdo”.

Asimismo el club “Horse” que bailaban al son de música tan variada como Los Pecos, Village People, etc. A estos chicos les unía una afición que eran los caballos. Se reunían en casa de José Manuel “Macriver”. La curiosidad de este club era la “biblioteca”, aunque la luminosidad no era la adecuada ni el momento tampoco.

De los más recientes es el conocido como “La gente del almacén”, que surge a raíz de una rondalla que se reunía en los locales de Fernando Arencibia. Personajes como Héctor Arencibia, Diana, Fangio, Teresa, Antonio Tomás, etc. fueron algunos de sus miembros. De ahí surgió lo que se denominaría la AF Chácaras.

Por último señalar que todos estos clubes tenían algo en común y es que aquí surgieron muchos de los matrimonios de hoy en día y que forman el Tamaraceite del presente.

¡Qué lindos recuerdos! Mas a pesar del tiempo terco, mi sed de amor no tiene fin; con el cabello gris, me acerco a los rosales del jardín… Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer… ¡Mas es mía el Alba de oro!

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