El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, lanzaba hace unos días una advertencia a los sacerdotes que participaron en las Jornadas de Formación Permanente del Clero, celebradas en el Aula Magna del Instituto Superior de Teología de Canarias,donde decía que la religión va a seguir perdiendo fieles tanto en las iglesias como en los nuevos movimientos religiosos. No tenemos que irnos muy lejos, en nuestro Seminario Diocesano el número de seminaristas ha descendido considerablemente. Una noticia que nos puede dejar "intranquilos" a los que nos consideramos católicos pero que tiene mucho de positivo. Lo primero es que nadie está "obligado" y el que está lo está porque quiere. Como el caso del soldado Cristo Ancor, tristemente fallecido en Afganistán y ejemplo para muchos jóvenes, que quiso antes de morir ser bautizado. Una experiencia intensa de fe vivida en los pocos años de su vida y que dio su testimonio confesándonos a todos su "querer" ser cristiano, aunque sea algo que no está de moda, que esté mal visto por algunos. El cristiano de hoy vive a contracorriente, dando su vida por los más desfavorecidos de manera callada, sin golpes de pecho y sin que su mano derecha supiera lo que hacía la izquierda. La iglesia debe pasar el timón poco a poco a laicos comprometidos, que como Cristo Ancor, deciden "dar su vida" por la iglesia y por los demás, para que el mensaje de Jesús siga llegando a toda la humanidad.
El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, lanzaba hace unos días una advertencia a los sacerdotes que participaron en las Jornadas de Formación Permanente del Clero, celebradas en el Aula Magna del Instituto Superior de Teología de Canarias,donde decía que la religión va a seguir perdiendo fieles tanto en las iglesias como en los nuevos movimientos religiosos. No tenemos que irnos muy lejos, en nuestro Seminario Diocesano el número de seminaristas ha descendido considerablemente. Una noticia que nos puede dejar "intranquilos" a los que nos consideramos católicos pero que tiene mucho de positivo. Lo primero es que nadie está "obligado" y el que está lo está porque quiere. Como el caso del soldado Cristo Ancor, tristemente fallecido en Afganistán y ejemplo para muchos jóvenes, que quiso antes de morir ser bautizado. Una experiencia intensa de fe vivida en los pocos años de su vida y que dio su testimonio confesándonos a todos su "querer" ser cristiano, aunque sea algo que no está de moda, que esté mal visto por algunos. El cristiano de hoy vive a contracorriente, dando su vida por los más desfavorecidos de manera callada, sin golpes de pecho y sin que su mano derecha supiera lo que hacía la izquierda. La iglesia debe pasar el timón poco a poco a laicos comprometidos, que como Cristo Ancor, deciden "dar su vida" por la iglesia y por los demás, para que el mensaje de Jesús siga llegando a toda la humanidad. 
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