Movilización ciudadana, no me refiero a la huelga.

Por: Luis C. García Correa y Gómez
Hay que convencerse: no creo en la solución a la crisis sin la movilización ciudadana, siempre que sea una movilización comprometida y activa, con ganas de que las cosas cambien.
Cuando hablo de movilización no me refiero a la huelga: pienso en una movilización de los comportamientos.
Se necesita infundir y restablecer valores morales y religiosos.
Creo más urgente que las reformas es restablecer la confianza en que la participación individual ética rehabilita el tejido social enfermo.
Estamos enfermos porque hemos disminuido nuestras defensas sociales con unos comportamientos egoístas, pasotas y faltos de productividad y de valores, que han degradado la convivencia feliz y el medio ambiente, han reducido la competitividad honesta - generadora de riqueza material - y han destruido parte de nuestras necesidades vitales, como lo es el que haya trabajo para todos.
No lo habremos hechos directamente, pero si indirectamente con el pasotismo, de lo que otros se han aprovechado.
Tenemos que renacer de las cenizas. Hay que quemar, deshacer ese mundo irreal e injusto que hemos vivido.
Se necesita, urgentemente, la participación individual, social y política que cree un nuevo orden basado en valores eternos.
No es volver atrás, ni pensar que tiempos pasados fueron mejor. Eso de nada sirve.
Hay que reconocer que hay muchas ONGs.
Hay solidaridad, pero no basta.
No basta porque no es problema de unos sino de todos, al menos de una gran mayoría.
Tampoco sirve el paternalismo: las subvenciones, que tienen que desaparecer.
Tenemos que volver a transforma la sociedad. A usted, a mí, a todos, de forma urgente y positiva.
Se necesitan acciones resueltas, y con un pensamiento claro de los ciudadanos y de los gobiernos.
Tenemos que ser ambiciosos con metas claras y honestas, actuando con una productividad y participación, para no estar condenados a la impotencia.
Siempre hemos dichos en ASCAN “nunca antes hubo tantos problemas y nunca antes hubo tanta esperanza”.
El ayer para aprender y el hoy para hacerlo con una ciudadanía movilizada.
Por favor: colaboremos con el enorme poder que tenemos siendo participativos, y reconstruyamos una sociedad justa y ecológica, que decida el hoy y el mañana, con nuestras comportamientos, y tengamos para lo que hemos nacido, ser felices.
Como siempre: de nosotros depende, y nunca antes lo hemos necesita tanto como ahora

Comentarios

Sergio Naranjo ha dicho que…
Yo puedo estar de acuerdo en todo lo expresado excepto en dos puntos concretos:
1. Los valores religiosos son creencias de cada cual. La mera inclusión de esos valores en la sociedad no produce por sí efectos positivos. Acaso empuje en quienes toman de esos valores las fuerzas que necesita. Pero no olvidemos que tras esos efectos positivos hay toda una gama de efectos negativos, el peor de ellos el declarar una guerra en nombre de Dios.
2. La cultura de la subvención no es mala en sí, siempre que sirva para estimular, o compensar carencias de quienes tienen derecho a una igualdad que por sí no pueden alcanzar. Eliminar subvenciones es injusto, lo justo sería perseguir corrupciones.
Por lo demás, y como siempre, solemos estar de acuerdo, don Luis.
Mis respetos.

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