Los perversos y los buenos.

Por: Luis C. García Correa y Gómez

Los buenos son los que quieren ganar dinero y conseguir poder, por méritos propios, y lo comparten con los demás.
Los perversos son los que quieren ganar dinero y conseguir poder, a costa de los demás, y jamás lo comparten.
En ambos parece que no suele haber ni medida ni límite. Se es bueno o perverso tanto con cien euros como con cien mil millones. No depende de la cantidad, sólo de la voluntad.
Al perverso le es más fácil ganar, acumular y guardar dinero que al bueno. Es su meta y a costa de lo que sea, y todo lo hace por falta de valores.
El bueno, al tener valores, es desprendido y comparte.
¿El perverso es feliz? Lo dudo.
¿El bueno es feliz? Aunque no es fácil serlo, está en mejores condiciones para serlo. No lo dudo.
Si la felicidad estuviese en la posesión de bienes materiales, entendería al perverso.
¿La perversidad es una enfermedad? No lo sé. Sé el resultado: un mundo mezquino, injusto, insolidario y egoísta que nos ha llevado y conducido a esta crisis económica.
Se ha dicho a, menudo. que se puede juzgar de una civilización según su manera de conducirse y tratar a los más débiles, a los más necesitados.
Allí donde se encuentra un necesitado ha de ser el lugar humano por excelencia donde las personas son tratadas con dignidad y atendidas en sus necesidades. No es un acto que se deba hacer por cortesía sino para cumplir con nuestro deber de solidaridad humana, se sea creyente o no.
Cuando así nos comportamos, hacemos al mundo más humano, más justo y más feliz.
El mundo del sufrimiento humano invoca, sin tomarse ni una pausa, otro mundo. Al que suelo apelar urgentemente. Se necesita un cambio radical.
La misericordia – afirma San Agustín – es “el lustre del alma”. Del alma de un pueblo civilizado, culto, educado y libre.
Un perverso no suele tener valores éticos o religiosos. Su valor es el dinero y el poder.
No me canso de repetir que la crisis actual es consecuencia de la falta de valores, y su ausencia da lugar al desarrollo de los perversos, que son los culpables.
El día que la mayoría de los pueblos vivamos y actuemos con valores, ese día será el comienzo arrollador del cambio radical que necesitamos, tanto en lo político como en lo económico.
Ese día será el comienzo de un mundo mejor.
¡Qué fácil y qué difícil!
Fácil porque sólo se necesita el deseo y actuar. Difícil porque estamos tan engañados y tan enganchados habiéndonos convencido que la felicidad está en el poseer de cosas, y no en el ser personas que tienen valores. Y resulta nos lo hemos creído y lo vivimos como los perversos.
Rezar los creyentes pidiendo cosas buenas; y ofrecer los no creyentes momentos de felicidad, buscando la felicidad del otro, que también es una cosa buena. Será nuestra aportación y un momento, en que tan necesario es el cambio “radical”, para el comienzo del mundo mejor.
Lo sabemos ¿Por qué no lo ponemos en práctica? ¿Es por pereza o porque nos exige sacrificio?
Por favor, dejemos de ser vasallos o esclavos y seamos ciudadanos, y el resultado será ese mundo mejor.
Enseñaremos a los jóvenes para que ellos mantengan la continuidad, y perpetuarán el cambio radical que necesitamos.
¿Por qué no comenzamos ya? Solo no puedo, le necesito a usted, al vecino de aquí y de acuyá. Lo espero en mi casa, que es la suya.
Que Padre Dios nos bendiga y le hagamos caso.
Les quiere con toda el alma. Luis.

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