Pasamos de largo

Por: Luis C. García Correa
¿Pasamos de largo ante los problemas? ¿Ante qué problemas? ¿Los nuestros, o también los de los demás?
¿Qué importancia tiene la comunidad en mi quehacer?
¿Pasamos de largo?
¡Que lo arreglen los de arriba!
A algunos se les llena de boca al afirmar que vivimos en democracia. ¿Qué democracia?
¿Acaso se puede hablar de democracia en un país con estas tasas de paro? ¿Pasamos de largo?
¿Cómo nos comportamos? ¿Cómo el buen samaritano, o, por el contrario, como el levita y el fariseo?
¿Quién es mi prójimo?
Los creyentes lo tenemos claro. O deberíamos tenerlo.
¿Qué piensan o creen otros acerca del prójimo?
Mi prójimo es todo aquél que tiene necesidades del cuerpo o del alma.
En el camino maravilloso de la vida nos vamos encontrando con muchos prójimos.
¿Qué hemos hecho? ¿Qué hacemos? ¿Pasamos de largo?
Hay crisis porque no hay una mayoría honesta que imponga su proceder. Son las minorías perversas las que dirigen nuestro actuar. Hemos sido y continuamos siendo esclavos. ¿Y pasamos de largo?
Vivir preocupados por los demás nos causa grandeza e ilusión. El corazón se ensancha.
La corrupción; los entes público que no están al servicio real del ciudadano; el pasotismo y el individualismo, ... todos estos factores cooperan a la crisis, agravándola y haciéndonos viles.
Si pasamos de largo, la felicidad también pasará de largo.
La felicidad es compartir, y si pasamos de largo porque no la compartimos, no podemos ser felices.
Quien pasa de largo y no comparte la felicidad, se condena a vivir infelizmente.
Por ello recemos por aquella o aquel que pasa de largo.
Retengámoslos y juntos compartamos la felicidad y la libertad, como compensación  al no pasar de largo.
 

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