“HOY Y AHORA” “HODIE ET NUNC”

Por Luis C. García Correa
Todo tiene su tiempo y su momento.
Las circunstancias en las que vivimos y todo lo que nos sucede, creemos, los creyentes, que dependen de un plan divino y de la libertad. La predestinación absoluta no existe.
Deberíamos tratar de encontrar el tiempo oportuno y necesario para cada cosa. El estudiante, para estudiar; el trabajador, para trabajar; el médico, para practicar la medicina… Todo tiene su tiempo y su momento.
El tiempo tiene un valor incalculable, porque es irrepetible. Hay que aprovecharlo al máximo para hacer actos buenos. El pasado, pasado es, no vuelve jamás.
El tiempo es una continua sucesión de presentes.
Es un don. Debemos usarlo con la ambición sana de hacer cosas de las que no nos tengamos que arrepentir. Y si a eso le añadimos “sin pedir nada a cambio”, nos situamos en un plano superior: el plano de la santidad.
Incluso cuando hay una contrapartida, como puede ser un sueldo, el jornal debido, si intentamos hacer las cosas a su momento y bien, aprovechamos santamente el tiempo.
Tampoco hay que olvidar que “El reino  de los cielos es de los arrepentidos”.
El ocio y el descanso también son maneras de aprovechar el tiempo.
No perder el tiempo, ni hacerlo perder.
Ofrecer el futuro a Padre Dios y a los hombres. No ha llegado y no sabremos cómo será, salvo que lo hayamos predispuesto con nuestras acciones.
Vivir intensamente el momento presente. Es el tiempo que tenemos. Hoy a hora. Y hacerlo con amor.
San Pablo recomendaba a los primeros cristianos: Aprovechad el tiempo presente…
No ser perezoso rehusando hacer nuestra obligación, o eligiendo las ocupaciones según nuestro capricho. Acabar bien lo que se ha comenzado,
El hodie et nunc (hoy y ahora) con plena obediencia, y con plena dedicación. Terminar bien las cosas.
Desoír las predicciones fatalistas, que no se saben si serán realidad. Porque, si suceden, tendrás las fuerzas y las gracias necesarias para afrontarlas que te dará tu Padre Dios.
Basar la vida espiritual desde un realismo objetivo. Vivir la filiación divina con un aprovechamiento correcto del tiempo.
¡Cuántas ideas no llegan a ocurrir!
Vivir con honestidad el momento actual los más plenamente posible. Como si fuera el último.
El hoy y ahora aprovecharlo para ofrecérselo a Padre Dios y a los hombres. Ejercitando las virtudes humanas: el orden, el optimismo, la laboriosidad… Y las virtudes sobrenaturales: la fe, la esperanza y la caridad.
Ahora es el tiempo de la misericordia y luego será el de la justicia.
Eliminar preocupaciones inútiles: No os agobies por el mañana, porque el  mañana traerá su propio agobio; a cada día le  basta su afán.
Aprovechar el momento presente santificándolo y despreciar lo imaginativo.
Lo importante es lo que está en nuestras manos, viviendo el momento actual con realidad.
San Josémaría Escrivá de Balaguer decía: “Pórtate bien “ahora”. Sin acordarte de “ayer”, que ya pasó, y sin preocuparte de “mañana”, que no sabes si llegará para ti”.
Ahora es el momento de hacer, y no pensar en lo que haremos en el futuro
Hoy y ahora. Hodie et nunc. 

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