La ilusión de los Reyes Magos

Por Esteban G. Santana Cabrera
LPDLP. Cuenta la leyenda que tres Magos de Oriente siguieron a una estrella y tras la aparición de un ángel, éste les anunció que el Niño Dios iba a nacer. Y miren que ha dado de sí este hecho que recoge la Biblia y que las industrias jugueteras han sabido explotar muy bien. Los Reyes Magos llegarán a cada casa con la intención de cumplir la ilusión y los deseos de grandes y pequeños. Uno de los días más esperados del año que a mucha gente se le "atraganta" como las uvas de fin de año porque se ha convertido, en algunos casos, en una fiesta de derroche y consumismo. 
Los centros comerciales son los lugares más visitados en estas fechas. Compras y más compras. La gente va como loca por la calle, parece que sin rumbo fijo, o como alma que se la lleva el diablo en busca de ese regalo de última hora. Los atascos, las colas, el Papá Noel y el derroche han dejado atrás a la fiesta del compartir, la misa del gallo, las cenas en familia, la solidaridad y las dulces melodías de los villancicos callejeros.
Nuestros mayores recuerdan su noche de Reyes con ilusión, cuando menos tenían, sólo les ponían una naranja, una bolsita con pasas o chufas porque no había para más. El Día de Reyes de hace unos años eran reyes de patineta o bicicleta y alguna golosina, una muñeca de trapo o una “rasqueta”, de esas que da vueltas y hace ruido y con la que se recorría el barrio o el pueblo haciéndose notar.Los niños de antes esperaban el Día de Reyes con ilusión, aunque ésta se transformaba en decepción y lágrimas al ver que unos tenían regalos y a otros no les llegaba nada. 
La muñeca y el balón eran y siguen siendo los juguetes preferidos de los y las pequeñas para emular a sus ídolos, para, antiguamente, jugar en la plaza, la carretera o alguno de los muchos estanques que había o en la actualidad para lucir las mejores galas de los grandes del fútbol español o para sacar las muñecas a la calle. La imaginación de antes se ha ido perdiendo porque todo se lo damos hecho a los más pequeños. Los juguetes,de antes la mayoría de las veces eran artesanales como los barcos de lata al que se le ponía una vela o el tronco de una palma. También se usaba el “caballito” que consistía en una caña con un hilo amarrado por las piernas, el que lo llevaba se daba un par de “tortas en el culo” y salía corriendo. Para frenar imitaban un relincho y hasta dejaban el caballo amarrado. Y qué decir de los carretones, tiraderas, trompos y boliches, esos que ahora han puesto de moda los comerciantes chinos en muchas de nuestras ciudades. La ilusión antes y ahora siempre ha estado presente, los zapatos nunca han dejado de ponerse, aún a sabiendas que los Reyes unas veces vienen más o menos cargados de presentes, dependiendo de la casa a donde vayan. 
Vivamos con ilusión, grandes y pequeños el Día de Reyes, y no dejemos morir a ese niño que llevamos dentro con el consumismo más despiadado y que sea ésta una oportunidad para la solidaridad y para contribuir a que, niños y mayores también puedan vivir este día único en el año con ilusión y esperanza. Porque como dice el refranero popular "la ilusión es lo último que se pierde". 

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