A propósito del callejero de Tamaraceite

Por Antonio Domínguez
No puedo pronunciarme en lo del callejero, en artículo, porque amo a mi pueblo y no quiero ofender mortalmente a otros que no sean los usurpadores “que se dignan” poner nombres a calles sin que nadie les ordene a sacar sus limpias manos de aquí; basándonos en antecedente rufianiano (rufián) en el congreso.
En cuanto a los calle tenientes, y a los que esperan calles tener, mis preferencias están con Doña María García, Don Félix García, y como es lógico con mi padre maestro Pedro.
Con Doña María por estar ella las veinticuatro horas y hasta mas tiempo, en partos difíciles, sin dormir, y sin cobrar un céntimo.  Con Don Félix, por vivir de una paga “jedionda” de la inseguridad social de aquellos tiempos y puesto al servicio de los pobres; ejemplo mi madre estuvo cincuenta días en coma y Don Félix estuvo tres meses inyectándola por la mañana, tarde y madrugada y cuando mi padre le pidió la cuenta le dijo: “deme 25 pesetas” por no herirle aun mas de lo que estaba. Eran para todo nuestros tres héroes. Venia un médico una hora ¡¡¡y hasta el siguiente día!!!. Hoy dice (24/9/2017) Agustín Millares en LPDLP que … vale la gloria resumir:  “ La burguesía paquista tenia   médicos particulares, pero quien iba al hospital de San Martin eran los pobres. El hospital provincial de santa cruz de Tenerife tubo una dotación a la altura de los mejores hospitales de Europa. Mientras tanto en san Martin los enfermos estaban pendientes de que muriera uno para ocupar su cama, sin apenas alimentación y teniendo que hacer cuestaciones de organizaciones caritativas para sostenerlo. No venían las subvenciones necesarias.
¿Porqué meto yo esto que parece no venir a cuento? Porque no se me llame mentiroso cuando ¡narrando el paquismo!, digo que mi madre tuvo en la única habitación de nuestra casa dividida por harapientas cortinas, su convalecencia en ella por toda hospitalización, en estado comatoso, o, cuando digo de parturientas asistidas por Doña María el tiempo que fuera, porque traían médico pago que las encomendaba a ella, porque sabía que el tingo y el tango por los  matasanos de la capital, era peor en aquellos tiempos aciagos; de religiosos, soldados, clausuras de todo tipo de marca, tuberculosis, tifus etc. Anemias perniciosas generales andamiadas en la pandemia, paquetillos de azafrán y fideos del tres: “sin acidez ni amargor” (puro cuento); perros cabras y moscas que nunca fallan en todas las hecatombes.
En cuanto a mi padre que ya ha sido nombrado por Esteban, como a, en el callejero estar, yo no soy quién para dar argumentos para que esté, es mas opino que no debe estar. Yo no puedo hacer una elegía heroica de maestro Pedro, no soy el mas indicado, a pesar que soy quien mejor le ha conocido. Lo que sí digo con verdad es que en su entierro todos tenían el pañuelo en la mano (de los cientos o miles de entierros-todos los de Tamaraceite, mandado por mi padre a asistir); yo no he visto jamás un entierro con ese llanto general y quitándose el féretro unos a otros por tener el honor de cargar sus restos, aunque solo fuera por veinte segundos. Ojalá que todos los que tienen calles les hayan llorado sus hijos como los mas “insignificantes” seres humanos de este pueblo lloraron a maestro Pedro. Pido para don Félix y para doña María entre todo el callejero,  como a los dos únicos fuera de serie que yo particularmente reconozco. Y como hijo pido el olvido para mi padre que ya van por mucho mas allá de una calle él y los que bien trató; ¡ya no están! por lo que ya están en el olvido, descansen en paz.
Y ahora rodando mi cuerpo desnudo y sin protección por el campo radiactiva-do en el que miran y se miran los toletes, voy a tergiversar (con ciertos renuncios) respecto de la línea que al principio anuncié. Todos tenemos derecho a figurar en letrero de calle al morir; solo hay que salvar unas reglas establecidas; como reglas establecidas al respecto no hay, doy las que podrían servir, entre otras, según mi opinión:
El tipo deberá estar bien muerto. En vida solo se le dará letrero a individuo universal si aquí naciere: Nietzsche, Schopenhauer, Goethe, catedrático Calero, Benito Pérez. Cuando haya calle que bautizar ¡con nombre de muerto!, todas las familias presentaran “al tolete” que no olvidan y opositarán todos por concurso selección-votación, no tramposa: permitiendo meta la mano en el recuento, organización de expedita reputación, seriedad, ecuanimidad y magnificencia, para evitar acciones negociadas de movimientos de amistades y con ello pretender conseguir la posteridad del menos malo de bastantes.  Hay que aspirar a un futuro de verdad verdadero. Cuando alguien un día lejos de pasado mañana se pare ante un letrero y pregunte ¿Quién fue este señor? No quedarse turulato, hecho polvo y mas que ahogado asfixiado por no saber que decir. En el callejero puede estar cualquiera por elección popular, para a la pregunta de ¿quién fue ese señor? contestar fresquito como una lechuga: ese señor no fue nadie.  ¡¡la gran verdad atenida a mas del noventa por ciento de las calles es que sus representados valen poco, o, no tanto como para cubrir toda su “fama”; eso sí con los mismos de siempre. Donde no hay licenciaturas sino picadores de plataneras, ganan la calle los de las licenciaturas. Donde no hay sino pobreza y desconsuelos ganan los de la confitería y las tiendas.
Si hubiera un medidor cerebral veríamos que en el pueblo ha habido y hay  personas con capacidades prodigiosas a las cuales capó, mutiló, esterilizó, y ¡destruyó! el paquismo; lanzándoles de la escuela cuando aun eran niños. Al no tener amistades por la inmensa pobreza que se destila de la no formación  y desinformación: imposibles los nombramientos sociales. Por ello en un pueblo que no tiene cerebros universales, todos somos iguales. El que tiene mas suerte económica, como al que le tocó mas suerte cerebral, ¡todos! Tenemos derecho a ser recordados siempre, es por lo que se autoproclama a gritos el sorteo ¡sin trampas! O sin las trampas que ya sobran en esto. Aunque tenemos derecho a pugnar por ser elegidos por todos los habitantes de NUESTRO MUNICIPIO (ningún otro) Continúo pidiendo el olvido para mi padre y los míos; no queremos pasar a la historia porque a estos efectos es como si no tuviéramos historia. Nuestra historia no la sabe el universo; como no la sabe de nadie de aquí de Tamaraceite, ni la de Macriber; y eso que habló con el mundo entero con su potente emisora.
Desde la antipatía mas vomitiva, siempre habrá que pedir al ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria que saque sus manos del MUNICIPIO DE SAN LORENZO: NUESTRO EXCELENTISIMO AYUNTAMIENTO Y se digne dejarnos nuestras tareas como los dueños que somos de nuestro territorio. Dan ganas de llorar que no podamos nombrar nuestras calles en libertad democrática, sino desde el marchamo dictatorial, que engañando como siempre, ilusionaron A SAN LORENZO con una ley de memoria histórica, que  con ella, toda la injusticia se limpia el delantero.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
EXCELENTE ARTICULO,MUY BUENO...
Anónimo ha dicho que…
Muy bien Antonio así se habla.
Que saquen sus manos los ladrones de nuestro municipio de San Lorenzo.
Felicidades. Y como siempre un libro abierto que no es poco.
Anónimo ha dicho que…
Desde ya le digo que soy paquista. Por lo mismo le pido disculpas por pronunciarme anónimo. Eso de ser franquista desviste hasta desnudar y no estoy dispuesto. No le parezca mal que no esté de acuerdo con la saña, estilo y tono de su artículo, aunque no se puedan negar los datos que da en él; son todos verdaderos lamentablemente fruto de aquel desgraciado momento. En cuanto al callejero se llegó el momento en que están todos pidiendo calle para sus familiares; desde el disimulo soterrado y no hablando claro. ¡¡¡Que les nominen por números al estilo Nueva York y se acabó el problema!!! y el abuso de elegir por copones a nominados burgueses, por forasteros, como usted dice. de lo dicho nada se daría si las calles fueran números 1, 2, 3, 4 ... sin miedo a que falten para nonbrar las del mundo entero. Estoy de acuerdo que en Tamaraceite no hay nadie con una grandeza tal que merezca mas que otro "ser recordado siempre".

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