LOS GOFIOS DEL OLVIDO, LA OFENSA Y LA AFRENTA.

Por Antonio Domínguez
Pase lo que pase expongo mis sentimientos (y sea lo que Dios quiera), porque como decía mi extinto amigo que en paz descanse, hombre macho, don Joaquín Gutiérrez  Brito: “ con miedo no se va a ninguna parte”.
Mis dos grandes problemas: el municipio de Las Palmas uno, que no me devuelve mi municipio de San Lorenzo, el cual fue ¡creado! hace ya cientos y cientos de años. Y dos el gobierno del cabildo, que se calienta porque no le va a quedar mas remedio que gastarse en purificar los vertidos el dinero que está ajuntando para “desarrollar” la eco-isla; que en el jaleo, el ventajista Alonso declaró que ¡¡ES verdad que Tenerife infecta mas que Las Palmas de Gran Canaria!! A los efectos de darle la gran mordida al presupuesto del medio ambiente, o pertinente; ¡que a lo mejor hasta se lo gasta en depurar sus aguas!
Al  estar tan gastados los dos asuntos, esperando por la fiscalía de oficio que nunca llega, y hasta que hayan nuevas que decir, me voy al relato-reportaje sin complejos; porque leo cosas de uno que una vez cuestionó Las Palmas (de Gran Canaria) al punto que desde entonces, no nombra Gran Canaria ni para santo. Estoy seguro que lo que voy a decir tiene mas sustancia que el corto desarrollo de mal empleadas carreras a cerca de letrero en pared meada. Aunque no comas  de eso, compórtate chico; aquí en Gran Canaria, todos no somos cantadores de penaltis, ni nos echamos a correr por todo y cualquier cosa; ni somos escuchones de Melendi y Rosana,  menos de Bisbal y Bustamante. En fin, respeto intelectual siempre se puede pedir. La razón la tiene todo el que dice no poder escribir o hablar solo para tres afines ¡¡¡He ahí la dichosa relatividad, que todo embrolla!!!. Este es el sin embargo por el que hay que respetar cuanto escriba cualquier tolete (se puede ser tolete aun con siete carreras).
Bueno, vamos ya con el cuento y su final feliz. El sábado día 9, sin saber nada de fiestas en La Aldea, me monté en el coche con la intención de rodar largo. Tengo un carro adquirido en tiempos que en Gran Canaria había agricultura, ganadería, trabajo mucho y mucha riqueza; relativa esta.
Ir en el dicho coche a La Aldea, desde San Lorenzo de Tamaraceite, es como ir en una nube. Dentro de él, nunca jamás hace calor o frio, y el asiento volante y mandos son ajustables al milímetro. Es automático; no tienes que ir continuamente “jalando” por cacho hierro, que encima, esta siempre situado a la derecha. Para terminar esta parte de mis teneres y deseares, solo quiero decir, que como se verá para mí también llegó el queso de riego (cebolla), la aceitunita, el pejín y un tomate sherry partido en cruz, que, por supuesto todo ello ya adivina o barrunta el gofio medido, tasado y racionado.  
Otro aspecto de mi último rodaje o viaje fue mi asombro de la salida del túnel casi en la cumbre, para entrar en carretera derecha abajo, corriendo para la playa, sus bochinches y  para el puto charco, en recorrido que no es menor a tres kilómetros; para después subir por otros dos o tres mas, al pueblo.
Se sigue tratando sin ningún respeto y muy malamente a los aldeanos. ¿Por qué no se hizo primero la recta que va de la salida del túnel al epicentro … porque el propio alcalde que es quien no manda allí, siente complejo de culpabilidad que le ha sido inyectado por nacer aldeano y se desala cuando ”le levanta la voz” uno que no ha sido mas alcalde que él sino menos presidente del cabildo que nadie (malo, no por serlo como una pulmonía; o por achanta miento, sino por obtuso, tardo en comprender, e ignorante de todo lo que no escucha). Hay hasta curas –realizadores de la consagración divina- que estarían plenamente de acuerdo con esta opinión.
A pesar de la nave que aun poseo y en que me desplazo por el auténtico secarral a que han llevado a mi isla: la Gran Canaria, he de andar mirando precios y al céntimo, contando los cuales, me encontré una vez al término de un rodaje que hice a La Aldea un bar de comidas antes de llegar a un supermercado y en esquina anterior a plazoletita de un solo árbol, está su entrada enlucida (alicatada) con azulejos blancos. Ese bar lo descubrí y no doy un nombre porque no se me publica publicidad. Sí puedo decir que la comida me costó 8,50 euros y la detallo: un plato de estofado de ternera, otro de tacos de pescado fresco frito, todo con su pan, un fanta naranja y un café. Y dicen los muchachos delgados y fuertes como toros, que lo trabajan:  “Nosotros aquí, es seguro, segurísimo que nos haremos ricos ; eso sí trabajando como perros ¡¡pero jamás y nunca robando!! Estos son los hombres de los que se podría estar enorgulleciendo el campo. A los cuales está también teniendo acceso la hostelería que es servilismo y genuflexión; por culpa de cabildo muy fino y todo retrotraído, que, de Tenerife solo hace falta un inepto Alonso para volverles locos a todos y vacilarles jugándoles al perrito y hasta mearles si se diera el caso. No es porque Alonso valga cinco duros, es porque nosotros no valemos uno. EXPRESAMENTE saco de esta y de toda cuita a Clavijo, porque es hombre y caballero de los pies a la cabeza. Por su conducta hay que situarlo en la seriedad y acciones mega racionales que solo se dan mas allá de la política.
A la espera de grandes resbalones de los mandarines, para poder asombrarnos aun mas y poner el grito en el cielo, le doy las buenas horas respecto de la hora en que esté leyendo esto.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Muy bueno Antonio. Que tomen nota.

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