“¡¡¡A LA ARGENTINA!!!”

Por Luis C. García Correa
Hay, y ha habido, una parte de españoles que no somos merecedores de la historia que hemos creado, recibido o desarrollado a lo largo de  siglos.
“¡En nuestro imperio español no se ponía el sol!” Era cierto. Y hoy parece que vamos a entrar, o quizá ya hemos entrado, en el ocaso, en  el atardecer.
“¡Los pueblo son grandes por sus ciudadanos!”
¿Qué nos está pasando?  ¿Se repite la historia?
Conservamos una monarquía parlamentaria como herencia de nuestra larga historia. Es de los grandes hechos que disfrutamos y que hay quien no sabe apreciar, considerar, querer y amar.
Soy español y a mucha honra.
Ni quiero ni puedo, por mis creencias, honor, lealtad y amor, dejar de ser español. Por mi sangre corre la de muchos españoles, quienes dieron hasta su vida, y quiero y necesito ser consecuente con la historia de la que desciendo y de la que me siento muy honrado, orgulloso y agradecido.
No elegimos nuestros genes. Nos los trasmitieron nuestros padres. 
Anatema a quien deshonra a sus antepasados y no hace honor a aquellos  de quien desciende.
¡A qué viene todo esto! Trato de encontrar justificación a la deshonestidad y falta de agradecimiento que les debemos a países como Argentina.
Después de la espantosa y fratricida guerra civil española, nos 
quedamos sin nada. Fue la Argentina la que remedió la mucha hambre y miseria en España, en la que nos habíamos metido por matarnos hermanos contra hermanos.
¿Se vuelve a repetir la historia? Espero que no.
Los catalanes se han dividido porque una parte de ellos trata de independizarse de la MADRE PATRIA, ESPAÑA.
¿Qué les pasa a algunos españoles? A mí no me pasa. No lo sé ni lo comprendo y menos lo entiendo.
Entiendo y defiendo que un pueblo trate de dejar de ser esclavo y luche por su independencia y libertad.
¿Están esclavizados los catalanes?  ¿Y alguno más? No lo sé, ni lo comprendo porque la esclavitud se desterró hace mucho tiempo, tanto como que no recuerdo cuando fue.
Pero sigamos con el tema de la deuda con la maravillosa, extensa y riquísima Argentina.
No podemos, ni debemos olvidar la deuda con la Argentina. Yo no la olvido, ni la quiero ni puedo olvidar.
Comimos carne y granos que nos ayudaron a sobrevivir por lo mucho que recibimos, y por mucho tiempo, de Argentina.
“¡Gracias Argentina y argentinos. Mi eterno agradecimiento!”
¿Se une alguien más?
Esta es la posibilidad que tengo de no olvidar y agradecer  eternamente la inestimable y absolutamente necesaria ayuda que recibimos de Argentina y de los argentinos.
“¡¡¡Gracias Argentina y a los argentinos!!!”
Estamos en deuda eterna con Argentina y con los argentinos, y no lo quiero ni lo puedo olvidar.
Que Padre Dios siga bendiciendo a Argentina y al pueblo argentino, que es lo que rezo, pido y pediré por toda la eternidad.

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