¡Por lo que vale la pena vivir!

Por Luis C. García Correa
¿Por qué vale la pena vivir? Por haber nacido.
¿Por qué vale la pena vivir? Por vivir.
¿Por qué vale la pena vivir? Por morir.
“¡La vida tiene sentido y valor cuando le damos valor y sentido!”
Vivir no es solo vegetar. Es sacarle partido a la vida.
“¡¡¡Le sacamos partido a la vida si luchamos por la felicidad y la libertad y las compartimos con los demás!!!”
La libertad y la felicidad se consiguen si convertimos la vida en pura honestidad, con lo que enfatizamos los actos cotidianos.
La vida no son días. La vida son segundos, minutos y horas que tenemos que llenar de contenido.
¿Cómo llenamos la vida de contenido? Si tenemos fines por los que luchar, y damos nuestra alma y corazón a conquistar esos fines.
¿Qué fines tenemos? Aquí está la madre del cordero. El meollo de la cuestión.
¿Qué fines tenemos? Seguro que son de acuerdo a los valores que tenemos.
¿Qué valores tenemos? Los que nos infundieron y grabaron con la educación que nos dieron.
En mi caso es facilísimo y sencillísimo: Me grabaron, de forma indeleble, el amor apasionado a Padre Dios y a usted como a mí mismo.
Cuando he sido consecuente con esos fines he sido plenamente feliz y libre.
Cuando he fallado a esos fines, he pecado.
Espero haber recibido el perdón, que he pedido y pido sin cesar y con verdadero arrepentimiento, y confiando en la eterna misericordia de Padre Dios y de la buena voluntad de mi familia, de mis vecinos, de mis amigos, y del mundo entero.
Tenemos lo que sembramos. Cuando he sembrado el bien he recogido el bien, y cuando he sembrado el mal, el mal he recogido.
¿Por qué vale la pena vivir? Por el bien. Que engendra y desarrolla la felicidad y la libertad.
“¡La felicidad y la libertad son razones y fines a conquistar!”
¿Cómo se consigue la libertad y la felicidad? Haciendo el bien, ayudando, y tratando de ser honesto con uno mismo y con los demás.
Bendito y alabado sea el bueno, honesto y participativo que reparte felicidad y libertad, de ellas y de ella o de él nace y crece la felicidad y la libertad.
“¡La libertad y la felicidad son una consecuencia de la que repartimos a los demás!”
¿Por qué vale la pena vivir? Por ayudar.
“¡Al ayudar repartimos felicidad y libertad, que nos regresa a toda velocidad!”
Bendito y alabado sea quien ayuda a los demás. De ella, de él nace y crece el bien, y la dicha de la libertad  y la felicidad.
¿Por qué vale la pena vivir? Por la felicidad y la libertad.
Ahora solo le queda ayudar, y tendrá libertad y felicidad. Que serán plenas de acuerdo a lo que hemos ayudado a los demás.
¿Por qué vale la pena vivir? Por amar a Padre Dios y a usted como a mi mismo.

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