Lo perogrullesco puede tener interés

Por Antonio Domínguez
Se me olvidaba antes algo fundamental en que se pueda fundamentar lo que a diga en adelante, en cuanto a la pintura que puede ser a la prima; pero la pintura verdadera es por capas, una encima de otra, respetando los tiempos de secado. Decía Tiziano que a veces cuarenta veladuras no eran suficientes. No se trataría, seguramente en la totalidad del cuadro, sino en alguna zona del mismo; unas zonas se terminarían con las más o menos y otras llevarían más. Esto lo considero fundamental para enriquecer el paralelismo o la metáfora y que tome verdadera envergadura el ejemplo, porque hablar desde la posición psicológica, o posicionamiento, del ahora o nunca, de cualquier cosa escrita; aún por preparado que se esté, para uno mismo vale, porque en el propio conocimiento está válido, pero, también se esta válido en casa en calzoncillos, sin afeitar y desaliñado, mas uno no puede salir así a la calle, porque a cada minuto estamos siendo presentados en sociedad; otra cosa es el retiro.
Yo seguramente con esto seguiré la línea de la pintura a la prima, seguiré hablando de este complicado asunto y seguramente si esto lo leyera alguien que no sea usted, lector avisado, solo serviría para que se asegurara, se ratificara en su entendimiento, de mi propia majadería.
Ante la imposibilidad de hablar de estas cosas en mi medio ambiente me presento a mí mismo, y estoy encantado de conocerme como decía Groucho Marx y hago discursos que escucho yo mismo y que en esta ocasión tengo el honor, lector avisado, que usted conozca; lo que no puedo, a lo peor, es aliviarle del probable disgusto si va ya por esta altura de la lectura. Lo mejor que tiene esto es que nadie me puede acusar de acaparador de la palabra, de ser “monologuista”, como se me ha acusado muchas veces, pero yo digo, caramba, atiende el monólogo y mira a ver si tiene fundamento. Lo que no se puede es hacer imprecaciones, incisos y meteduras de pata con consecuencias de disparates.
Cuanto deseo, cuanto disfrutaría, si una persona me hiciera monólogos de esta índole y digo índole sabiendo exactamente lo que las índoles significan. Pido tan solo que tengan una índole, pero que adolezcan de indolentes indolencias. Bien es verdad, que es un saber mío irrefutable, que de el bajo sustrato social del que soy número, también soy payaso.
Así es que esto, como venía diciendo creo que no lo vaya a corregir nunca por unas cuantas razones principales; primera y más importante, no soy filósofo ni filólogo. Aunque tengo algunos conocimientos para mejorar un poco, y podría explotar en paráfrasis extensa bibliografía, el tiempo tiene su importancia; hacer esto inteligible, categórico, hacerlo tragar: esa sería la palabra. Sería también una auto exigencia a estas alturas por descontado, baldía. No queda tiempo para aprender.
Creo que terminaré esta hipótesis, pero ni eso, porque las hipótesis tienen que estar fundamentadas en el conocimiento y en la autoridad que dan los títulos; pero yo digo hipótesis, vaya, lo voy a decir. De los dos fenómenos seguramente determinaré y penetraré en lo que pueda, pero no llegaré a estar medianamente contento de mis salidas al exterior ni nada por el estilo. Pero si estaré encantadísimo, chiflado de la presentación a mí mismo y del encanto de conocerme, y de ese explayar sin el límite de ser observado y sin el desasosiego de pensar si voy a ser o no aceptado. Cosas ambas, lector ilustre, que con usted tengo descartadas, porque sé que es íntegro, benevolente y encima me aprecia. Todo ello lo demuestra leyéndome.

Comentarios

Entradas populares