Dos gofios más corrientes que normales

Por Antonio Domínguez

Es mi opinión. Todo lo que de ella le parezca fuera de lugar arguméntelo y escríbalo. Si después leyendo su borrador le parece absurdo lo dicho, olvídese de esa cuestión he incurra en otra, y así sucesivamente hasta que le parezca adecuado algo salido de su producción mental. Es lo que yo hago, pero, seguramente no tengo esa mayor imparcialidad ¿sabe porqué? Es porque poco de cuanto escribo va a papel roto y que se me perdone. Yo no fui educado en el lujo de amores divinos y humanos. Fui formado en la necesidad económica de “mendigar” hasta una hoja de papel. Las carcelarias conductas; el ahorro hasta de lo mas mínimo, inabordable, porque no había; en las miserias horribles que se vivían (de niño) con alegría porque no se conocía otra cosa; o sea, se vivía “gloriosamente” en aquel “glorioso” alzamiento.
Se ha dicho que el mundo está lleno de mentecatos con talento. ¿Se puede decir que la calle esta llena de talento con mentecatos?  Yo creo que se puede contestar que sí; aunque cada cual opinará según le va en ella (la calle) pero, al fin opinarán todos que sí, porque aun el gran mentecato, solo ve mentecatos en su derredor.
Hecha la salvedad, también opino que, si se quiere pasar desapercibido para evitar chequeo y vertiginoso encasillamiento, hay que llevar vaquero no extremamente limpio –si están rotos mejor-  hay que llevar tatuajes; hay que llevar barba corta hedionda sin afeitar; hay que llevar la cabeza afeitada-rapada cual piojoso preso penitenciario. También se pasa desapercibido, con además, bola en la lengua para dar gusto, tornillo en la ceja; los de las rastras son los menos. Todos los de esta guisa se respetan entre ellos de igual a igual, porque no se diferencia el macarra del ministro; pero cuando alguien, es mi caso, es calvo y los pelos que le quedan se los deja largos, se pone pantalón (no vaquero) y camisa limpios; cuerpo bañado, y limpio de tinta verde; cuando ello lo ven las demás personas de la guisa primero descrita, que por sus meneos mequetrefes, se intuye, creen que van vestidos de Armani –con pantalón hecho tiras- tratan de mearle encima al viejo de turno. Encima son cobardes, porque, por quítame allá esas pajas le hablan muy duro –sin insultar- pero sí muy duro a las personas desde sus payasas representaciones; con caras de desprecio y de odio; como los de las timbas de póker en el oeste de la Norteamérica profunda
Como ya la situación está lo suficiente deteriorada, como para que pueda ser retomada digo: les recomiendo a los de poca suerte mental, que quieran conquistar un trabajo y mantenerlo, que tengan mesura, afabilidad, sea apacible, tranquilo, afectuoso, tolerante, comprensivo, y todo ello relleno de sensibilidad. Es mi consejo final: coman y vistan como quieran, pero pierdan esa acechanza a los miles de individuos que se pasan el día aprendiendo marciales; esos  son personas con muy poco dentro de sus cabezas y con unas palabras cariñosas que se le dediquen basta porque no vinieron al mundo a hacer daño ¡nunca mandarán un cabildo!   Si les pides ayuda porque tienes un problema te ayudan hasta la muerte, si se lo sabes pedir, no hace falta ni que te conozcan.
Es normal que toda persona vea de no valía plena al otro y yo no puedo ser una acepción, que, mentecato profundo –intuyo estar seguro- y consolidando esta ley, no puedo menos que ver mentecatos por todos lados y me es frustrante salir pá fuera y ver supermercados llenos de zombis, que a mi parecer no tienen arreglo sus grandiosos culos y sus barrigas-bidón de azotea. Sin mirarme mi tremenda joroba. Que la ven todos y son muchos, pero yo veo la de todos que soy solo y ellos son el mundo entero. Así se conforma inepta, calamitosa en general, nuestra condición humana mundial.
No se puede llegar a nada que tenga fundamento en el desarrollo del trato social ; sí se puede conseguir –aunque sea a la brava- que no se le hable fuerte a los viejos; que no se tenga por menos a animales que viven y respiran igual que nosotros; la inviolabilidad del domicilio; la sanidad de los alimentos; carnes sin hormonas ni retención de orín; y que la patada aprendida en el gimnasio es para el gimnasio; se le puede cortar “la pata” a quien la dé fuera de allí. Garantizando cumplimiento de estas pequeñas cosas, no mas, viviremos siempre –eso no falla- considerando al otro un tolete siempre; máxime teniendo en cuenta a los licenciados, porque, nunca el desarrollo como persona comporta-mentalmente (comportamiento mental exquisito) tuvo la solución en el estudiar.
Nada de todo ello quita ni es óbice para que un repartidor desde el trono asiento de su furgón, su reino, le hable extremadamente duro a un viejo; por estar mal aparcado cogiéndole su sitio.
Desde luego cuando se incumple la primera premisa social, que es, el respeto a los viejos ya la cosa va muy mal; ya la cosa puede que no tenga arreglo.
Los viejos son respetados en las sociedades menos avanzadas y orientativas, donde son la ley.  Si un viejo es la máxima sabiduría, en sí mismo; inocente no falta, ni grita, pasa desapercibido, aguanta carretas y carretones y hasta el Quijote en verso, porque no es respetado (cuando no lo es) por la jodiendatud: juventud rapada; de bolso ladeado y gafas oscuras de diseño preocupante. ¿Porqué se ve la vejez como algo distante; metida en la ineptitud, ignorancia etc. por personas que tienen sesenta años menos de vida? ¿Es que pretenden del viejo que abra su boca a decir l as tonterías del joven de las que está más que arrepentido, avergonzado?  

La jodientud siempre fue dominada por los viejos y sus asambleas; y así seguirá siendo el mundo. Los jóvenes sirven para lo que sirven; y para dónde no lleguen estará el viejo para indicarle las directrices.
El fondo de la cuestión es que el mundo persiste por sus grandes hombres y sus inventos; pero los hombres decisivos que inventan ordenadores, diseñan aviones y barcos etc. Esos, no tienen el más mínimo mando. El mundo es mandado por las mujeres ¡¡¡Me parece muy bien!!!  Y por cuantos vicios tengan lugar en la cama. Aquí no se habla de amor entre dos personas, que tiene mis respetos incondicionales. Hablamos de ¡¡TODOS!! Que cuanto más antihigiénicos mas mandan en el mundo ¡¡¡que se lo pregunten a la práctica “totalidad” de mandos!!!. Que tienen mandos por encima, ante los que solo vale obedecer. “Se entiende perfectamente cuando el político le asfalta la calle (manda a que se le asfalte) a quien tanta felicidad le proporciona”. Si no, el reasfalto alcanzará hasta mucho más allá de su ya olvidado debido tiempo. ¡¡Solo se reasfalta por un motivo personal!! Sea el que sea, incluso puede ser el electoral.
Los jóvenes se aliñan como su sinsentido de la antiestética les da a entender; creen que eso se arregla poniéndose unas “gafas de aviador” negras para ver el mundo al oscuro; creyendo que ellos propiamente están al oscuro ante el mundo ¡¡Y es verdad lo de sus vivires en la oscuridad a tenor de sus comportamientos!!. Opino que si se vieran faltos de esas gafas y del móvil, se abrasarían –proyectados- como la polilla contra la bombilla caliente. ¿Es esto una cacería, o cruzada contra los jóvenes?, pues mire, puede ser; pero, dejémoslo en un intento del viejo para meterlos a viaje.
Hay “mundos” a los que se aspira a acceder y para los que no hay escalera por donde subir (el cielo). ¡Imposible me parece llegar a ellos! Por eso yo me ocupo de este; en el que la más alta montaña se puede subir y bajar a pie; donde las caídas no son de millones de kilómetros de altura; cuando se nos cierra la puerta allá arriba; se nos patea el culo y se nos devuelve para abajo si paracaídas. Los mundos se pueden cuestionar, pero a pecho descubierto y hablando claro: la única forma de no hacer daño a pobres y desalados desheredados cerebrales; que ya tienen más que de sobra con el fustigamiento azote religioso, mentirosas promesas políticas, diablo y demás ángeles malos y cuantas materias digeridas…

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Leer a este hombre es un lujo hasta cuando no se esta de acuerdo con alguna de sus ideas.Es autentico,ideas propias.Aqui no existe el ya clasico "corta y pega"Muchas felicitaciones,Don Antonio

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