¡A quiénes creen en mí!


Por Luis C. García Correa
Yo y mis circunstancias, creadas por mis actos o recibidas por la naturaleza, han ido marcando mi devenir y mi hacer tratando ayudar a los demás. Sin embargo, mi honestidad y amor a los demás no son suficientes.
Necesito la ayuda del Espíritu Santo Dios, porque mis escritos están siendo leídos en lugares que jamás pensé, ni remotamente, que llegasen a ser tenidos en cuenta.
Mi responsabilidad es tan grande, que no soy capaz de soportarla solo. Necesito las ayudas de quien la puede dar, y en quien creo ciegamente y mi fe es absoluta y determinante: El Espíritu Santo Dios.
La ayuda que necesito no es cuestión de credos. Se sea creyente o no.
Ruego, con todo mi amor y amistad, que los creyentes recen por mí y que los no creyentes hagan algún pequeño sacrificio, para que yo sea capaz de ayudar y no de entorpecer, porque no basta con mi buena voluntad, por mucha que tenga. Necesito la ayuda de los demás.
No quiero sobrecargarles. Lógicamente no es ése mi deseo. Pero, sepan, que para mí, su ayuda es una necesidad.
Lo que escribo tiene que ser algo que ayude.
No puede ni debe ser algo interpretativo, sino de claridad meridiana.
Quien lea mis escritos tiene que pensar y sentir que le han ayudado.
Mi responsabilidad, amor, y honestidad en mis escritos tienen que ser consecuentes y de acuerdo a mis valores y creencias: Amar Padre Dios sobre todas las cosas,  y al prójimo, a usted, como a mí mismo.
Insisto: necesito el rezo del creyente y los sacrificios del no creyente para escribir lo que debo escribir. Que mis palabras aporten orientación y soluciones a quienes lo necesitan.
Lo que escribo me obliga. Cargo con la responsabilidad, pero no sé si lo que estoy diciendo es lo que debo decir para ayudar.
Por favor, no deje de hacer el maravilloso bien de rezar y hacer sacrificios para que el Espíritu Santo les oiga - sean creyentes o no, - y yo reciba la ayuda que necesito y pueda escribir lo que debo escribir para ayudar.
Gracias a todas y todos los que con tanto amor y honestidad reparten el bien que tanto necesito para poder ayudar.
Con todo mi amor y honestidad. Les doy, a quienes creen en mí, como al mundo en general, lo que tengo de más valor: Que Padre Dios, Jesucristo Dios y el Espíritu Santo Dios les bendiga, a sus familiares, vecinos, amigos, conciudadanos y al mundo entero.

Comentarios

Entradas populares