Luchemos por la santidad

 

Por Luis C. García Correa   

La vida es sumamente importante como para desperdiciarla sin luchar por la santidad.

La santidad es el estado sublime del bien en el pensar, en el oír, en el ver, en el actuar y en el ser con uno mismo y con los demás.

“¡La santidad no tiene credo ni color ni nada que diferencie al ser humano!”

“¡La santidad es caminar por el sendero luminoso de la honestidad, de la participación, y de la ayuda y del amor a todos los demás!”

“¡Ayudar sin pedir nada a cambio es uno de los pilares de la santidad!”

Luchemos por la santidad para alcanzar, para que alcancen, y para que todos alcancen y alcancemos el bien necesario que nos lleve también a la santidad.

¿Por qué la mayoría no somos santos? Porque rezamos poco, o no rezamos - sea creyente o no. Porque no participamos honestamente en todos los actos de nuestra vida. Porque no ayudamos lo suficiente para corregir el mal que han creado, o que hemos creado.

El viaje de la vida se puede hacer cogiendo diversos senderos. El mejor de ellos es luchar por el bien, repartiendo el bien, y ayudando a los que lo necesitan, a manos llenas.

“¡Luchemos por la santidad para merecer la gloria terrenal y luego la gloria eterna!”

“¡Luchemos por la santidad para ser merecedores de la santidad!”

“¡Luchemos por la santidad para tener santidad!”

¡La santidad es el gozo de la felicidad terrenal por ayudar a los demás!

¡No hay santidad sin ayuda!

La felicidad y la libertad son consecuencia de la santidad.

“¡¡¡Luchemos por la santidad y la alcanzaremos con seguridad!!!”

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