¿Por qué escribo?

 

Por Luis C. García Correa


¿Por qué escribo? Porque considero que la información es necesaria y fundamental, más aún: es vital.

¿Por qué escribo? Porque trato de transmitir mis vivencias y creencias.

¿Por qué escribo? Porque quiero aportar.

“¡Sin la información se reduce la libertad!”

La libertad es un logro irrenunciable, un derecho fundamental y necesario. Todos tenemos el deber de exigirla y luchar por ella, porque nos jugamos su misma existencia.

Escribo, insisto, porque deseo y necesito compartir mi experiencia, porque quiero cooperar al bien de los demás.

Me educaron en valores morales, éticos y religiosos, cuyo fundamento es el amor a Dios y a los demás.

He querido, y quiero, ser consecuente con esos valores.

Esos valores se han transmitido en mi familia durante muchas generaciones. Yo los he recibido con palabras y con hechos. Quienes me educaron los grabaron a fuego en mi cabeza y en mi corazón.

Es posible que mis escritos sean aburridos, tediosos, incluso cansinos. Esto me da mucha pena porque han sido escritos con toda la honestidad, la lealtad y el amor de que soy capaz.

Quiero añadir que deben ser discutidos.

En cualquier caso, mi responsabilidad -que siento de todo corazón- sigue intacta, porque lo considero una obligación que es consecuencia lógica de mis valores.

Antes de escribir, rezo siempre un Padre Nuestro. Si me trabo, rezo otro Padre Nuestro. Y la ayuda que recibo me permite terminar lo que estoy escribiendo.

Esta ha sido la técnica que he empleado.

Tendría que añadir un matiz: en mis rezos le pido a Padre Dios que se haga Su voluntad, no la mía.

Como es lógico, no me refiero al valor de mis escritos, sino a la forma de desarrollarlos.

El fundamento de todos mis artículos es mi experiencia.

¿Por qué escribo? Para tratar de ayudar por medio de la información.

Ayudar es el fundamento, la ilusión y la responsabilidad de mis escritos, de todo lo que digo.

Trato de transmitir mi larga experiencia, por los años vividos, vividos con intensidad.

Quiero que mis escritos sirvan para pensar, meditar, considerar y, ¡ojalá!, para que mis lectores reaccionen y saquen conclusiones prácticas.

¿Por qué escribo? Porque trato de impulsar a que otras personas también escriban.

La diversidad de opiniones esclarece la mente, hace pensar, comparar, sacar conclusiones, y ayuda a encontrar algo tan  necesaria y vital como es la verdad de la realidad.

Escribo para que otras personas escriban. Ello nos enriquece aún más, porque nos sirve para reflexionar.

¿Por qué escribo? Para pedir perdón por mis errores y pecados, para que los demás a no cometan los que yo he cometido.

¿Por qué escribo? Para informar.

Siempre trato de que mis palabras sirvan para cooperar al bien de los demás.

Esa es la finalidad.

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