¡En qué país vivo!

 

Por Luis C. García Correa   

Vivo en un país en el que existe plena armonía, plena libertad, y un grado alto de educación en valores morales, éticos y religiosos.

La abundancia es lo normal. Nos sobra de todo.

Somos la envidia del mundo civilizado.

El pueblo, y no digamos las autoridades, son tremendamente educados y solidarios. 

Las autoridades son auténticos servidores de los demás.

El amor, el respeto y la consideración brillan por doquier en grado superlativo.

“¡Todas/os para una/o, y una/o para todas/os!”

No hay desigualdades sociales.

Los vecinos se ayudan, se respetan, el problema de uno se convierte en el problema de todos. TODOS A UNA.

Todo porque los vecinos son los mejores y más cercanos amigos.

El saludo, el interés por el resto de la familia manifestado en preguntas cariñosas, es lo normal de cada día, y de cada noche.

"¿Cómo está el resto de la familia? No se olvide que aquí me tiene."

"¿Se le solucionó el problema? No se olvide que, para eso, aquí estamos."

La mayoría de las veces, el interpelado responde: "Gracias por su inestimable y necearía ayuda. Muchísimas gracias, y que Padre Dios les siga bendiciendo, como a toda su familia."

"Por cierto don Fulanito, ¿sabe de alguien que le pueda informar a nuestro vecino del problema que le aqueja?" "Por supuesto, y si no puedo, buscaremos entre todos, y solucionaremos el problema." "¡Usted, como siempre, tan servicial! Por eso Dios le protege tanto. Un fuerte abrazo y saludos para todos los suyos."

El tráfico de vehículos está reducido al mínimo, para no contaminar.

Se usa el transporte público, para cooperar al bien de los demás.

"¡Buenas noches, buenos días, vecina, vecino! Que tenga un buen día. Que tenga un buen descanso. Recuerdos a todos los suyos."

Y no digamos del comportamiento de los niños y jóvenes.

La educación es lo normal. Quizá en algunas/os es excesiva.

Los hombres les dejan la acera a las mujeres y a las personas mayores. El hombre siempre por fuera.

Todo el mundo se saluda con una sonrisa en los labios. Se conozcan o no.

Apenas hay contaminación. Por la noche se pueden ver las estrellas.

Somos la envidia de todo el mundo, y con razón.

Tenemos unos gobernantes que, en el Parlamento, se saludan con la sonrisa en los labios. Y no digamos con el contrincante. Jamás se insultan. Solo intervienen para aclarar tratando de perfeccionar el asunto que tratan. TODOS A UNA POR EL BIEN DE LA CIUDADANÍA.

Los signos que representan a la Patria son casi adorados.

El progreso es admirable. No hay miseria, ni ofensas, ni pobreza, nada por el estilo.

“¡¡¡JAMÁS SE INSULTAN!!!”

Todos a una, como en Fuenteovejuna.

Todo es buscar soluciones en común por la honesta participación de todos. Todo por el bien de la Patria y de los conciudadanos.

“¡Somos un ejemplo de solidaridad, educación, libertad, y amor a los demás!”

Somos la envidia, y un ejemplo, para el mundo entero.

Me despierto, y veo que todo era un sueño.

Mañana será otro día. ¿Cómo será?

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