Referente a Kant 3

Por Antonio Domínguez  

 ¿Usted cree que estos extremos ñoños son para tirar voladores; cosas que se le pueden ocurrir hasta a un muchacho?. ¡Hay que ver lo que condiciona el arropamiento, protección y propaganda que se inició hace dos siglos por sus iguales al aupar juntadas sus “ideas” no de este mundo!

  Me es necesario pasar sin comentar no ya aspectos, sino enunciados a chorros contenidos en la obra de Kant como: “...el espacio no surge de ninguna experiencia”; “... el espacio no es un concepto obtenido por deducción”; ”...la intuición del espacio es la condición inevitable de nuestro juicio sintético a priori”;  tampoco quiero entrar a decir nada respecto a que se ha demostrado que los juicios sintéticos son en realidad juicios analíticos; esto lo sabe cualquiera. No aguantaré por lo mismo, el desmoronamiento de algo que se debió desmoronar al nacer.

            No se puede andar jugando y poniéndole categorías a la razón pura. Si se quiere hacer un tándem razón-conciencia o viceversa, dándole “pureza”, esencia, a algo como la conciencia que crece y decrece según multitudinarios factores. Categorizar la razón es poner puertas al campo. ¿Qué es la razón pura?. Esto me suena a algo así como el árbol de la vida, del bien y del mal, o al fruto prohibido que solamente probó Adán. ¿Porqué no se atrevió a decir que la razón pura es la razón teológica, siendo que es la que era su convicción? Presunta y acaloradamente.

            No contaré tampoco la barbaridad siguiente: “la verdad más profunda del siglo en que vivió Kant  la encontramos en Kant mismo, sin quien sería imposible conocer el desarrollo de la conciencia a través de los siglos”. ¡¡Ahí queda eso!! Sin embargo, digo  ¡¡hay que fastidiarse (joderse, y, no se ponga a perdonar por ese pizco)!!

            Dice como una gran cosa que “sólo la correlatividad  del objeto y del sujeto puede formar una realidad”;  suponiendo que no esté equivocado, esta obviedad deja con la boca abierta hasta a un maestro barbero como yo.

            Dice que: “... nuestro saber referido a las cosas se expresa mediante juicios”. ¿Cómo si no?, pero, bueno; aunque es una obviedad más entre muchas, es tolerable, por la inconmensurable variedad de juicios; me pregunto sin embargo: ¿por qué despreció tanto a sus lectores?, ¿es que escribió sólo para Pedrito Ruiz?

 

            Estos anteriores puntos son sólo lo que más me ha llamado la atención y como colofón, para ir terminando, sólo señalaré el gran filón, tentador filón, que se ofrece en bandeja, a saber, la apropiación de Kant de los juicios de la lógica de Aristóteles. 

 

            Prevalecerán los ríos, los mares y casi todas las montañas, pero, los montajes humanos los derribará el tiempo sin remedio ninguno y ¿saben por qué? Porque todavía quedan cinco mil millones de años ¡casi ná!  Mientras las personas hagan leyes para reprimir, e incluso abortar sus instintos, pasiones naturales inherentes; estarán sometidos al riguroso azote de los afloramientos de doctrinas de la más distinta índole para hacerles cautivos o deshacerles libres.

“La sed de libros échala a un lado para que no mueras refunfuñando; sino verdaderamente reconciliado y agradecido de corazón a los dioses” (Marco Aurelio). ¡¡Ojalá me hubiese enterado a ti

Hoy no nos lo piden tan clara y contundentemente. Hoy nos escenifican el montaje en una atmósfera subliminal cacareando enseñanza como si fuera digna de un solo voto e imponiéndonos la metafísica celestial como obligación. No cabe duda; este montaje parece gozar ahora de más salud que nunca y que subsistirá durante milenios ante lo cual, lo único que nos queda reconfortante es saber fehacientemente que no hay nada eterno. Como para cada uno habrá un día en que no amanecerá bajo todos los multitudinarios diferentes aspectos. La muerte no es un poquito nada más. Le llegará también al mundo que nos soportó; por consiguiente nos redimió; haciéndonos pagar matándonos Él. El globo terráqueo sí, ha de encontrar un hueco cuando muera por ser tantas almas “que ni se moverán de aquí merced a ese gran polvo, por el que nació cada una de ellas y así duró toda una vida: su vida.

Comentarios

Entradas populares