Vuelta a clase después del turrón

Por Esteban G. Santana Cabrera  

Dejamos atrás las fiestas navideñas y empezamos con la vuelta a clase. Volver a las rutinas de madrugar, preparar las clases, estudiar, llevar y recoger,... nos va a costar un poco, pero no será el problema más importante en cuanto a lo educativo nos referimos. Para más inri nos encontramos con otro problema añadido después de Navidad, ya que las empresas de transporte escolar en las Islas han comunicado que mantendrán el paro anunciado para este lunes, 9 de enero, lo que afecta a unos 37.000 estudiantes transportados. Parece que hemos olvidado que estamos inmersos en un cambio de ley educativa, porque no sé si es mi percepción, pero las cosas continúan igual que antes, salvo que el marco curricular ha cambiado, por decir algo. Porque desgraciadamente han sido cambios que no suponen un "reseteo", sino un "adaptarse" a los nuevos términos y nada más. El nuevo modelo pedagógico que necesita la educación española no se arregla con cambiar la ley, tiene que haber algo más y no solo la eliminación del castellano como lengua vehicular, los cambios de denominación a las materias, la obligatoriedad de los centros ordinarios de implementar los medios necesarios para escolarizar al alumnado de Educación Especial en un plazo de diez años y la no obligatoriedad de cursar la asignatura de Ética en 4º ESO.

La LOMLOE, no es una mala ley ya que fomenta los valores y la ética de los estudiantes y la igualdad de derechos y la no discriminación. ¿Pero es que las anteriores leyes no lo hacían? Otra de las apuestas según sus defensores es que esta ley tiene como meta la Agenda 2030 y se enfoca en la responsabilidad individual, la educación para la paz y la no violencia, la educación afectivo-sexual, la educación en sostenibilidad y transición ecológica, los méritos personales y el respeto hacia otras culturas. ¿Para esto hace falta un cambio de ley? ¿Por qué no se hace hincapié en lo verdaderamente importante? ¿No recogían esto las leyes anteriores?

Debemos dejarnos de tanto cambio normativo y centrarnos en lo importante. No podemos empezar el edificio por el tejado. Tenemos que poner buenos cimientos. Necesitamos en primer lugar centros bien dotados a nivel de infraestructura y económico, porque para que haya un cambio verdadero tiene que haber un cambio primero de ambiente pedagógico. Desechar el "verde ministerio", calificativo del pedagogo Javier Bahón al mobiliario de los centros educativos públicos, que no te permite crear espacios creativos y atrayentes para que nuestro alumnado pueda estar a gusto en sus aulas. ¿Por qué ninguna ley se atreve a esto? Porque es más fácil cambiar los términos de Contenidos a saberes básicos y crear nuevas competencias a garantizar, por ley, instalaciones educativas adecuadas, accesibles, dotadas y atractivas para el aprendizaje. Lo que no puede ser es que se depositen responsabilidades en los hombros de la inspección educativa, de los equipos directivos o de los docentes cuando hay cosas que tienen que venir desde arriba, para que el cambio sea real.

No podemos "obligar" a nuestros docentes a que se lancen a un nuevo modelo pedagógico, cuando, primero, el ambiente de aprendizaje no les ayuda. Sobre todo y cuando los líderes pedagógicos que están en los centros educativos dedican el 90% de su tiempo a realizar gestiones que en la mayoría de los casos las podría realizar cualquier persona que no fuera docente. Perdemos muchísimo tiempo en crear incidencias por averías, a gestionar las cuentas, etc... y el tiempo sobrante se lo dedicamos a lo pedagógico. A pesar de ello tenemos a muchos docentes, la mayoría, que lo están dando todo en su día a día, dando lo mejor de sí, haciendo verdadera magia para que nuestro alumnado salga hechizado, educativamente hablando, de nuestros centros. Tenemos un cuerpo de inspectores que en su mayoría comprenden nuestra labor y han pasado de una labor "inquisidora" de antaño a una verdadera labor de apoyo, acompañantes y asesores en este proceso tan difícil de cambio. Y esto habla mucho a su favor de la profesionalidad de este gremio.

Echo de menos en la nueva Ley que se preocupe por los trabajadores docentes, por nuestra salud física y psicológica y sobre todo por defender nuestros derechos como trabajadores. Echo de menos una ley que se preocupe de verdad por el alumnado, por sus centros educativos, que sean verdaderos espacios dedicados al saber. No pretendamos que el cambio se produzca por arte de magia.

Feliz comienzo del segundo trimestre .

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