Una veintena de comercios sufren asaltos en Tamaraceite

Cerca de una veintena de comercios han sido asaltados en lo que va de año en Tamaraceite. Restaurantes, joyerías, piscolabis, bazares e incluso las instalaciones del campo de fútbol han sido el blanco de esta oleada de robos. La inquietud es palpable en el barrio donde los dueños de los establecimientos se preguntan cada noche quién será el próximo.
El sistema utilizado por los ladrones suele ser el mismo: el alunizaje. Lo hacen de madrugada, sobre todo, los fines de semana, empotrando un coche marcha atrás contra la entrada de los negocios. Entonces, entran y roban sólo dinero en metálico, dejando atrás televisores de plasma y ordenadores.
En una ocasión llegaron a sustraer en uno de estos locales más de 15.000 euros, en cambio, otras veces, la alerta vecinal ha evitado que se salgan con la suya. Unos asaltos que comenzaron a principios de año y que, según denuncian los afectados, no se ha hecho nada por evitarlos.
"La Policía no pasa por aquí. Yo sólo los he visto una vez y para decirme que le pusiera al perro un bozal. El policía de barrio tiene el deber de presentarse e ir a todos los locales para darnos su número de teléfono por si tenemos algún problema", denuncia Luis Permuy, cuya joyería fue asaltada hace un mes, pero la llamada de un vecino evitó que los ladrones entraran.
Inseguridad
Permuy lleva sólo un año en Tamaraceite y ya ha sufrido esta mala experiencia. Otros, en cambio, llevan tres lustros y nunca les había pasado nada parecido hasta ahora. "La Policía no nos dice nada y mientras tanto los robos siguen por estas calles", señala Francisco Naranjo, dueño de una asesoría de Lomo Los Frailes desde hace 13 años. Su local fue asaltado la madrugada del 1 de enero, pero los ladrones no se llevaron nada porque no había dinero en efectivo.
En otros comercios, como el Multiprecio, han forzado las cerraduras o candados con el consiguiente coste económico. La alarma sobre esta oleada de robos ha corrido como la pólvora en el barrio y las puertas de estos negocios han sido reforzadas. "A mí no me vuelven a robar", asegura Daniel del Pino, junto a los dos bolardos que ha colocado en la entrada de su joyería.

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