La Bondad

Por: Luis C. García Correa y Gómez
Hoy me atrevo a tratar el tema de la Bondad, porque es algo fundamental para la felicidad en las relaciones humanas y, además, porque personalmente aspiro, trabajo y lucho para ser un católico bondadoso,- al menos estoy en cola -, y una de las maneras y modos es hacer ahora esta reflexión con el fin de que todos, incluyéndome lógicamente a mí mismo, nos contagiemos y nos llenemos de bondad.
La BONDAD con mayúscula es una de las manifestaciones notorias de los santos.
La bondad y la santidad van de la mano.
Hemos nacido, todos, no creyentes como creyentes, para ser bondadosos y, como consecuencia, santos. Repito: también los no creyentes.
¿Qué es lo que maravilla al oír las palabras y ver los actos de las personas bondadosas?
Reparten paz, tranquilidad, serenidad, santidad y felicidad.
La bondad es contagiosa y por eso espero se nos contagie, se nos pegue y crezca en nosotros lo más posible.
Necesito y quiero sentir, constantemente, la bondad de mi prójimo.
Quisiera sentir, constantemente y a mí alrededor, la maravillosa sensación y la maravillosa vivencia de la bondad.
Como siempre, es fundamental la educación recibida para la vivencia y la práctica de la bondad.
Puede que nos encontremos con alguna personas, conocida o familiar, que desconfíe cuando le hablamos con bondad, y piense ¿por qué esta señora o este señor me dice esto y de esta forma? ¿Será por alguna razón que me pueda perjudicar?
Pues a esas personas desconfiadas y con tendencia a pensar mal, debemos darles, si es posible, aún más bondad, que, seguro, recapacitará y reconocerá el bien recibido, y puede que ella después la practique.
Quizá estemos viviendo unos momentos sumamente propicios y necesarios para recibir y repartir la bondad.
La bondad quita el mal, perfuma el ambiente, enaltece al dador y enriquece al receptor.
La bondad hace resplandecer la belleza arrolladora de los bondadosos.
Creo que los sentimientos y las sensaciones que producen la bondad son tan impresionantes y trascendentes, que hacen irradiar a la felicidad, embargando y embriagando todo lo que nos rodea, y con ella la felicidad no sólo se recibe sino que, al igual, se reparte.
¡Qué fácil es ser bondadoso!
Y ¡Qué difícil debería ser repartir el mal!
Dice el diccionario que bondad es la virtud o inclinación a hacer el bien.
La bondad genera bondad y potencia de forma inconmensurable la felicidad.
En la espera deseada y anhelada de que seamos bondadosos y, como tales, gocemos de la plena felicidad a la que estamos llamados, porque para ello hemos nacido, y la repartamos, y con ella inundemos y ahoguemos al materialismo aberrante.
La bondad nos hace buenos, con ella repartimos bondad y felicidad, y con ella nos hacemos santos

Comentarios

Anti-Iglesia ha dicho que…
...la que le falta a la Iglesia Católica.

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