El Día del Amigo

Por: Luis C. García Correa y Gómez
El día del amigo debería ser a diario.
En la Argentina lo celebró el 21 de este mes de julio, y hoy nos queremos sumar, de manera especial, a esa vivencia maravillosa que los humanos podemos tener: la amistad, el amigo.
“Quien tiene un amigo tiene un tesoro” ¡Qué realidad más evidente y maravillosa!
Tengo la suerte de ser testigo del valor, de la ayuda y del cariño de un amigo.
Les cuento: “En mi familia vivíamos unos momentos de estrecheces económicas y un amigo vino a mi casa a ofrecernos el dinero que necesitásemos y sin condiciones”.
Es un hecho real, que hoy, como siempre, queremos recordar, y que me siento impulsado a comunicar, como ejemplo de lo que puede hacer un amigo y la dicha familiar y personal que proporciona. Y eterno agradecimiento que es la consecuencia de la generosidad.
Este amigo es y ha sido un hombre de bien, con unos valores éticos-religiosos y –ya se concluye- que los vive plenamente.
Quizá vivamos un momento histórico donde el amigo cobra especial notoriedad y se nota más la necesidad de gente así.
De una pequeña simpatía mutua, puede surgir un diálogo que, al hacerse más profundo, va encontrando puntos de vista e intereses comunes que van fortaleciendo ese trato.
Hablar, comentar, sincerarse con un amigo llena el alma de paz, de alegría y fortalece la amistad y uno queda reconfortado.
La amistad es compartir. Es una de las grandes manifestaciones del cariño. Y siempre con el mismo fin: ayudarse.
La felicidad es compartir, y se eleva cuando algo se comparte con el amigo.
Por todo esto tan valioso, hoy quisiera conmemorar y festejar, de forma más notoria y destacada, lo que es un amigo y la realidad de la amistad.
Los humanos somos buenos por naturaleza, y una de esas manifestaciones es querer y ser querido por el amigo.
La amistad hay que fomentarla, para así conservarla.
Seamos amigos de nuestros amigos, y con algo tan sencillo como escuchar, y lo demás vendrá por añadidura.
El bien engendra al bien, y la amistad al amigo.
La amistad es el bien convertido en comunicación y participación.
La dicha y felicidad se reparten con la amistad, y no hay problema insoluble que resista a la amistad, a la dicha de querer y ser querido como amigo.
Que la amistad brille y la vivamos porque la compartimos con todo el corazón y con toda el alma, y, como consecuencia, la felicidad con la alegría serán las vivencias de cada día.
Quiero a mi amigo, nuestro amigo nos quiere. Y hoy lo festejamos de manera especial como homenaje a la grandiosidad de esa dicha invalorable y real de tener y ser amigo.
Que Padre Dios nos bendiga con Su Amistad, y los no creyentes nos queramos como amigos, y todos gocemos de la plena felicidad de ser y de tenerlo, porque participamos de las dichas y tristezas a quienes podemos ayudar.
“Quien tiene un amigo tiene un tesoro”, si nosotros lo somos, también lo tendresmos.

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