Adios a la Vega de Tamaraceite


Por: Sergio Naranjo
En el momento de dar mi último adiós a la Vega de Tamaraceite, ejerciendo mi humilde opinión, recuerdo que la letra de aquella canción de Antonio Arencibia ya no tiene motivo. Es lamentable, pero es así. Hay un tiempo publiqué un artículo “De rotondas” en el que acababa diciendo que cuando se empieza hablando de rotondas se acaba hablando de ladrones. Qué decir ahora, en el momento de la suma tristeza.
Ya podrá llover, ojalá, que Tamaraceite no volverá a ser verde. Ya correrá el agua y se rebosará la presa de La Mayordomía, que no la veremos. Una mancha de alquitrán y hormigón sepultará la belleza de aquella Vega que fue antesala paradisiaca, y que se dejó secar a posta para servir a intereses no explicados, bien es verdad que ni falta que hace.
Hace un tiempo nos echamos las manos a la cabeza cuando vimos la actuación del entonces gobierno de Soria con mando en plaza y olé. Nos reviramos contra aquella decisión de convertir nuestra Vega en jardín de divertimento para ricos. Más tarde nos reviramos contra aquella cosa sin identificar que ocupó el mando municipal por el descuido al que sometió a toda aquella zona. Quisimos hacer un sendero naturista por el Camino Viejo de San Lorenzo, remozar la Mayordomía y aprovechar lo poco que nos quedaba, perdida la zona alta y Jacomar en beneficio de la Circunvalación, y qué decir de la zona La Galera a Lomo los Frailes.
Con la actual administración municipal se han puesto pasamanos; se ha reiniciado la obra de la piscina; se han dado manos de pintura… Pero cuando la concejal de distrito compareció en Radio Tamaraceite, a mi pregunta de qué había de la posible y necesaria reforestación de la Vega, la señora Guerra contestó, piquito de oro, que el progreso es el progreso, que no podemos ir contra los tiempos y que a todos nos gusta aquella imagen de los años 20 del pasado siglo, pero no podemos volver atrás. Blanco y en botella.
Ahora, los tractores dominan el paisaje. No sólo no hemos aprendido que nuestra ruina actual proviene del ladrillo, sino que reincidimos. A construir dos mil casas, cuando no se vendieron las de San Gregorio; cuando accediendo a la Circunvalación se está a minutos del centro comercial que se quiera; cuando de la situación en la que nos encontramos se dice que en el mejor de los casos saldremos en diez años; cuando no hay dinero… se esgrimen patéticas justificaciones para el destrozo.
Y ahora no veo ataques de ninguna parte. La señora Mena, tan opuesta a todo, no dice nada, o al menos yo no la he visto, y mira que es difícil, con lo que ella se ocupa en que todo el mundo escuche su noísmo. Los partidos minoritarios, tan especialistas ellos en el griterío, ni chitón. Y lo de la señora Guerra es de traca. Se carga la zona verde Tamaraceite y nos quiere vender sus huertos de calabaceras, que están muy bien, pero no se trataba de eso.
Y eso por no acordarse, total, es la moda, de la zona Carretera General y Montañeta. Que a ver cómo van a quedar ahora. Supongo que igual que el resto de Tamaraceite: Cenizas.

http://www.sergionaranjo.es


 

Comentarios

Pelusanala ha dicho que…
¡Chapó Sergio!Adios Vega de Tamaraceite!! Desde mi casa puedo ver cada día como los tractores se van abriendo camino en los estanques y ¿A donde iran a parar las cuatro palmeras que he visto ir creciendo desde mi casa en medio de las tuneras? Totalmente de acuerdo con tu comentario.
Sergio Naranjo ha dicho que…
Digo, con horror, que si doña Miriam hubiese leído ese articulillo me habría regalado no sé cuántos recuerdos de Catalina al ver que he escrito Adiós sin la tilde.

Para que se vea que no hay nadie perfecto, y menos este animalito, por mucho propòsito de la enmienda que haga.

(Con mi cariñoso recuerdo para quienes hoy han iniciado el peor curso de los años modernos.)

Saludos.
Sergio Naranjo ha dicho que…
Digo, con horror, que si doña Miriam hubiese leído ese articulillo me habría regalado no sé cuántos recuerdos de Catalina al ver que he escrito Adiós sin la tilde.

Para que se vea que no hay nadie perfecto, y menos este animalito, por mucho propòsito de la enmienda que haga.

(Con mi cariñoso recuerdo para quienes hoy han iniciado el peor curso de los años modernos.)

Saludos.

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