¿Es leve la esperanza eterna de la levedad?

Por: Antonio Domínguez

No puedo usar “la gran metáfora de la vida” porque tendría que saber con respecto a qué y es algo que ignoro absolutamente; y hablo con toda la seriedad, que no es mucha, pero juro que sí es toda la de que soy capaz. Trataremos de los que manejan y sacan a pastar diariamente el ganado humano; no se hablará aquí para nada de pastores de almas y religiones ningunas (al título del artículo se le echará de comer aparte). Sí de manejadores del mundo en general. Sí de líderes encargados de “velar” por el proceso de las cosas. Que no se confunda la metáfora oveja-pastor con su uso religioso que aquí  no se toca ni se trata, se emplea por considerarla más prospera a nuestro fin.
¡Hay que ver! Como encaminan los todopoderosos ganaderos “Dioses” de la tierra, a los borregos que conducen unidireccionalmente, desviados hacia una meta fija, físicamente acomodada al lugar más conveniente y muy cambiante, según sean los intereses del pastor de turno, conducidos por el perro de su maldad. Sabe cada pastor del singular ganado, que en cada uno de los borregos que lo componen, hay un reyezuelo potencial o rey de y en sí mismo. Me parece muy bien que un hombre no adore la figura de otro por solo este trasnochado título y quien también considere que no es miembro de una colmena para tener una reina; esto es, contemporizar alejado por siempre de todo período clásico, pero también de los mentirosos nuevos ordenes. No entrar nunca en ideas salvajes emulando a los mayas; “esperando el regreso de la serpiente emplumada, que todavía, no ha regresado de su largo exilio”. Lo que en general es pasable y difuso, en lo particular puede ser un drama; porque viendo los señores a los corderos cada uno con su manía particular de grandeza, les viene un sentimiento de pena cachonda. En ver semejantes aspiraciones se parten de la risa. Lo malo es que no es esta una risa al estilo tradicional de desternillarse, sino que era otra la alegría que sentían, con sus celebres derechos de pernada y sienten, con las vergonzantes y cavernícolas desigualdades. Sigue siendo verdad que en el más chico de los más pequeños; en cada uno de ellos, hay subyacentemente sueños de reyezuelo; y que nunca materializarán, parece ser de lógica tremenda. Solo sirven (esos sueños) y no es poco, para alegrar a los grandes, de y con, la alegría que necesita la maldad, para ser lo cruel que tiene que ser. Siendo los grandes hasta filantrópicos humanos, permitiendo, animando y apoyando se hagan planes para el futuro, ayudando incluso como parte activa, para conociéndolos, poderlos abortar, mas bien reventar, dinamitar, desde dentro. Así es la vida mientras sea (dure) su hálito. Mientras haya aunque sea uno que resuelle oxígeno, será suficiente, para que, valiéndose de él para estar vivo, intente robarlo a otro para que se asfixie; o el otro a él, es lo mismo.
El hombre; el que constituyera el primer ganado del mundo. Guiado por el propio hombre, antes de la domesticación de los animales, cuyos ganaderos congéneres (siempre se dijo “mis hombres” con pasmosa facilidad, mucho más grande que, “mis cabras”) constituidos por reyezuelos espabilados; astrólogos, predictores profetas, visionarios, fantoches, curanderos; toda clase de intrigantes y ventajistas, que los hay desde tiempos de la tribu. Siendo Nostradamus un claro ejemplo como campeón de la intriga estúpida, oportunista y lacerante de los pobres diablos de abajo; “conducidos por este sinvergüenza fresco e insolente campo a través, en pos de la hierba”. ¿Porqué traspiro este veneno? Porque estoy terminando de soltar los nudos que a mí también me tenían atrapado. ¡Ese es el rey de la creación: exactamente igual que el más ínfimo vestigio animal en sus fines na-tu-ra-les, que los principios son todos un invento!
Optimista yo, siempre me llamaron la atención las rotundidades del gran conocedor Groucho Marx. La que sigue es aquí adecuada: “procediendo de la nada, hemos alcanzado las más altas cotas de la miseria”. 

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Maestro te quiero
J.M.C.L
Sergio Naranjo ha dicho que…
Soy un forofo de Groucho Marx; lo considero, además de un fenómeno irrepetible, la única manera de entender esta vida de alguna manera.
Gracias por esta reflexión coincidente.

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