Cualquier cosa y no de entendimiento

Por: Antonio Domínguez

Momentos de hermanamiento. Dar respiro. Un rayo claro de luz. Las arbitradas potencias. Las tozudas realidades. Las reputaciones habituadas. Los santos caciques varones. Las correrías grotescas. Las divinidades del dinero. La cabeza puesta a precio. Las leyes de las armas. Concretar situaciones. Entender correrías. Atragantar desordenes que han traído las excesivas ordenes. Atragantar órdenes que han traído los desordenes… toda esa especie de enunciados, escogidos a voleo, a la carrera, sin estar mirando muy a fondo lo que quieren decir, serian dignos sustitutos de lo que se lleva ahora: bueno. Venga. Tú me llamas. No, te llamo yo; bueno, si, yo te llamo. Bueno ¿entonces tu me llamas, me das el toque? Sí yo te doy el toque. ¡Bueno! Tú me das el toque y quedamos. Sí claro yo te doy el toque y quedamos. Pues bueno, venga, okay, chao, nos vemos. Pues bueno nos vemos me voy de prisa que me voy a pegar una duchita. ¡A! por cierto, me lo has recordado, estoy también pegajoso. Pues bueno, venga, venga y venga. Y así siempre no diciendo nada, dándose duchitas de madrugada, por la mañana a medio día, a media tarde, por la noche. Duchitas con café con leche y hasta para la falta de dinero; pues todo lo arreglan en su profundísima simpleza, con su duchita, mariconiles estiramientos, personales perfumes, reveladores de la propia identidad, con corte de pelo todos igual, con pantalón vaquero todos iguales –color azul cloaca profunda- es mas, en la ridiculez de esta moda no se rediferencia el ministro o catedrático del macarra playero (parecen todos ellos macarras playeros). ¿Y la ridícula camiseta homónima de la del cascado cocodrilo en el pecho, todas iguales solo variando el color? ¡…que joderse!
Hay unas similitudes tan grandes de unos a otros que la única diferencia necesaria está en lo que no dicen, que es nada. No se habla aquí solamente de individuos no instruidos y del tres al cuarto. Digo, que, quizás son las personas de formación unilateral y con orejeras (licenciados) los más perdidos y desposeídos del saber natural en virtud de un conocimiento de su formación exquisita pero huérfana en todo lo demás que también cuenta ¡y bastante! Es desesperante verles con maletín negro, corbata de nudo ladeado de aire preocupante y que no son capaces de decir ni una bendita estupidez, porque lo insulso de su conversación no alcanza la comunicación verbal de un niño de ocho años. No incurren siquiera en una imbecilidad, no dicen nada, en contraste surrealista de su bella estampa, limpieza y presencia, con lo que dicen que es nada (cuantas veces haya que repetirlo). Y todo lo que hacen es lo que dijimos antes: bueno, venga, okay, vale, chao…

Comentarios

Sergio Naranjo ha dicho que…
Muy gracioso, muy ocurrente, perfectamente condensado. Aunque ya sabes, Antonio, que eso de "mariconiles" siempre te pondrá en contra a quien entiende sólo lo que quiere entender.
Un saludo.
Anónimo ha dicho que…
REPARANDO EN LA ATENCIÓN DE SERGIO NARANJO CON LA ATENCIÓN QUE MERECE.
Distinguido con-sufriente, pachorra nos dé Dios, que con paciencia no alcanza. Ojala te diera gozo esta satisfacción debida a tu comentario; es al principal mérito que aspiro aquí. Lo digo porque lo hago dual con otro comentario que coloco de apéndice a mi último artículo; para complementarlo aclarándolo un poquito más.
Se sabe que nuestros años de juventud quedaron atrás y también cuan tendenciosa es la edad a condenar todo lo que huela a juventud. Las notas escritas son como los potajes que con palabra llamativa se les sublima el sabor. El vocablo mariconiles lo eché en la talega con otros que después de revolver me salió. Y como quiera que, estuviera de Dios, lo utilicé.
En la vida volverá a haber trabajo en Canarias ¡y lo saben! Por eso meten la profesionalización del divertimento apuradamente todos los partidos con desespero para ser los primeros en recoger los resultados de todo tipo de carnavales durante el año y que, los que se dan antes de “semana santa” son la puesta en escena del atraso de un pueblo. Seguirán manchándose las pantorrillas con tinta china; y las bolas de acero en la lengua para dar gusto; tornillo en la ceja para que el ojo no llegue a viejo; zapatos con punta de hierro para ventilar caderas mientras el otro va cayendo para adelante víctima de un puñete de muy afamada su importancia y potencia. O sea, puede que, a lo mejor, bueno, venga, vale, chao; puede que por el endeble material humano del que hablamos, la cosa se pondrá de gofito y pejines y un tomate cherri partido en cuatro con sal para la única copa de bebida mala cada tercer día. ¿Se pondrá de moda ganarse la vida unos con morradas y codazos a los viejos para robarles la paga y otros sirviendo copas “genuflexionando”, a lo peor, frente a la escoria más Al Capónica, no inocente, pro-ecológica-sin norte; esa que nos vuelca los trailers de tomates y pepinos?
Si ese es el bien que de nuestros mandarines y juventud nos espera, maldigo y juro de ese “amor y hermosura”. En resumen respetado Sergio, todo lo que no está siendo sanidad, educación y trabajo en la agricultura, es como toda carnavalada, la puesta en escena del atraso de un pueblo. Te agradezco el comentario que me ha propiciado esta aclaración redundando,-y quizás aumentando-, distinguido y admirado Sergio.

Antonio Domínguez
Sergio Naranjo ha dicho que…
Yo lo que me quedo es colorao como un tomate de Los Giles, que no merezco tanta alabanza. Pero se dan las gracias, que hasta allí sí llega la educación.

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